RAFAEL SOLER DE HARO
El fútbol nos hace sentir cosas que no cambiaríamos por nada. Son los nervios de las horas previas a un partido importante, el cosquilleo cuando entras al estadio y ves el césped, el orgullo al cantar el himno de tu equipo y el subidón cuando la grada anima, es la conexión con las personas que comparten tus colores, abrazar a un desconocido y sentir que sois hermanos… la incertidumbre cuando parece que se para el tiempo en las ocasiones de gol, el rugido del público, el lamento del fallo, la tensión de un encuentro igualado, los minutos finales de infarto, de no querer mirar pero al mismo tiempo no poder apartar la vista, las largas e intensas tardes de domingo con la radio, las aplicaciones del móvil siguiendo los resultados de los rivales directos, la alegría de la victoria y el sabor amargo de la derrota. Son todas las sensaciones existentes condensadas en una hora y media.
El fútbol son recuerdos que nos acompañarán siempre. Como excusa para ir al bar con los amigos a tomar algo y acabar en fiesta, el de cualquier tarde compartida con una familia dividida por los colores, en los que un padre y un hijo son de equipos diferentes, pero unida por la afición al deporte; el de escuchar la voz de José María García cantando un gol en Las Gaunas… la sonrisa de un niño que saluda a los futbolistas mientras imagina que algún día será como ellos. Son los kilómetros recorridos para ver a tu equipo en otra ciudad, quién no ha viajado a ver a nuestro querido Efesé paseando orgulloso los colores blanquinegros, la gente que conoces y las experiencias que vives.
El fútbol es lo que nos hace pasar mejor algunos días. Levantarnos por la mañana y en vez de pensar “tengo 8 horas de trabajo por delante”, pensar: “esta tarde hay partido”. Son horas de charla en el bar, en casa o en la calle, da igual…porque todos los domingos somos por un rato los que más sabemos de fútbol, aunque algunos, a veces, ni sabemos todas las reglas del deporte rey.
Y por todo esto el fútbol también son malos momentos, porque para que uno gane otro tiene que caer. Es la tristeza profunda de un descenso, una eliminación, una directiva que se desentiende, es la sensación de vacío de un gol en contra y el silencio que le sigue el cual es abrumador… es la decepción de ver a un jugador que se va al equipo rival, la pena de decirle adiós a un ídolo que se marcha tras años dándote alegrías como cuando se fue Víctor Fernández, la rabia de un error arbitral como el partido contra el Levante que nos privó prácticamente de un posible ascenso a primera división; son las lágrimas amargas de la impotencia y la injusticia.
Pero es también la fe ilimitada en que la siguiente vez todo será mejor, es rezarle a dioses terrenales para poder ver una remontada imposible, es la esperanza cuando el milagro se empieza a gestar, es la locura desatada por un gol en el último minuto... ¿Os acordáis de aquel 1-4 en Nueva Condomina…?
A todos los “entendidos” que hablamos de fútbol siempre nos gusta decir lo bonito que es la comunión de la afición con sus jugadores, lo que nos gusta ver que un jugador se deje la piel en el campo, siempre condenamos como es normal aquellas directivas que no se comprometen con su masa social, nos da envidia aquellos que animan y aplauden en la derrota… y de lo único que me doy cuenta es de que no aprendemos…
El cartagenero no aprende ni aprenderá, por lo que siempre seremos un equipo pequeño. No olvidaros que al equipo y a los jugadores los hace grande la gente que los respalda y miro atrás y me da vergüenza porque no valoramos lo que tenemos. He visto un fútbol de categoría en Segunda División y he visto como se ha pitado a Toché (21 goles en la primera temporada y 17 la segunda), como se silbaba a JIM (casi asciende el primer año a Primera División haciendo un fútbol que muchos equipos de primera hubieran firmado y el segundo año sin sufrir con lo caro que es un punto en Segunda División), he visto criticar a Kiko Casilla, De Lucas… por lo que en lo que a mí respecta no esperaba menos con Arturo, Gonzalo o Sergio Jiménez…
Qué cierto eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces sobre la misma piedra porque parece que se olvida ya el sufrimiento del año de Palomeque (gran papel el suyo) en el que celebrábamos un empate, que jugara gente de la cantera era lo poco que te “ilusionaba”… lo único que hacíamos era mirar el descenso contando las jornadas a ver si nos escapábamos, vino un uruguayo a reírse de todos nosotros, los jugadores no cobraban…
Miro atrás y siento vergüenza y me doy cuenta de que no aprendemos porque no entiendo… no entiendo que no se aprenda de los errores, de aquellos jugadores que han venido por el dinero e irse de la ciudad sin pegarse una carrera en el campo, de aquellos directivos que no se implicaban…
Ahora tenemos gente de nuestra tierra liderando un proyecto, implicándose en su equipo, con su ciudad y con sus socios, tenemos a jugadores de aquí, de Cartagena, que cada vez que salen al campo se dejan la piel por la camiseta que llevan terminando el partido exhaustos porque han dado todo lo que tenían, gente que ha renunciado a otras cosas por poder estar aquí porque quieren estar defendiendo los colores del equipo de su ciudad.
Por más que pienso no me entra en la cabeza que el Cartagonova no sea una fiesta cada domingo, no entiendo que no se silbe a un equipo que quiere y hace por jugar al futbol, no entiendo que todavía se critique a una directiva porque haya podido equivocarse en invierno, no entiendo los pitos a la gente como Gonzalo, Serrgio Jiménez y mucho menos tanto ataque directo hacia Arturo, que está claro que no ha sido su mejor año en cuanto a goles pero tan claro como lo indudable de su esfuerzo y compromiso dejándose el alma en cada partido sin dar un balón por perdido… Ya hemos perdido a Gonzalo y espero que no sigamos lamentándonos con Sergio y Arturo.
Abro una lanza a favor de Arturo en este caso, y no solo por la gran amistad que tengo con él… porque parece que hay que buscar un culpable de que no se ha ascendido a Segunda División y sea él porque no ha metido 20 goles más, parece que hay que sacrificar una cabeza porque somos una afición 10 que valoramos lo que tenemos y merecemos mucho más (nótese mi sarcasmo), sino por lo cansado que estoy de oír en la grada aquello de : “Para traer a gente así por lo menos que juegue gente de aquí que sienta la camiseta”… y ahora que tenemos a gente de aquí…que cierto es aquello de que no valoras lo que tienes hasta que dejas de tenerlo… ya le tocaré el hombro yo a más de uno que cree que va a venir un delantero de Primera División para hacer 35 goles en nuestro Cartagena.
Espero que al menos, esos que sufren como yo viendo el partido en “El Collao”, contra el celta en pantalla grande fuera del campo, los que como yo lloraron por el descenso, pudieron viajar a Las Palmas para vivir la salvación o la vieron desde el puerto… entiendan, compartan y defiendan aquello que es nuestro como es Arturo, un reflejo de todos los Cartageneros que quieren lo mejor para tu equipo que es el mismo que el suyo.
Arturo, como amigo quiero recordarte tus etapas en el Bala Azul, La Unión, en el filial, Getafe B, La Roda, Córdoba, Alcorcón, Llagostera, Dundee, …he ido a verte a casi todos sitios donde has jugado, siempre a tu lado y siempre lo estaré estés donde estés; y el día que recuerdo con más cariño era cuando cenábamos en mi casa, la ilusión con la que me decías que venías a Cartagena… cumplías tu sueño de volver al equipo de tu ciudad… tenías tantas ganas e ilusión que tengo claro que no se van a desvanecer…
Arturo, como aficionado, yo, nunca me conformaré y siempre te exigiré más, siempre te animaré como al resto de tus compañeros que están en el campo porque creo que lo mejor está siempre por llegar… confía en ti mismo y saca lo mejor que tengas para que nuestro Efesé llegue todo lo alto que pueda.
Creo en que el fútbol es un amor incondicional a unos colores sin importar el porqué, es la pasión que nos une y cuando rueda la pelota…todos tenemos la ilusión de un niño.
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