El FC Cartagena 2017-2018 está haciendo números de historia. Batiendo marcas. Cuatro jornadas no son nada en la intensidad de las 34 que aguardan. De momento firma con la infalible estilográfica de los goles el record en eficacia delante de los porteros rivales desde que se descendió a Segunda B, tras dos estupendas campañas en la A, con posibilidad de subir a Primera en la siguiente al ascenso en El Collao de Alcoy, campo bendito por lo que se ha visto, y una tercera de desvaríos y fracaso con tres entrenadores utilizados (Paco López, Javi López y Carlos Ríos) y sin dar en las teclas.
Por el momento la plantilla ha mejorado, respecto a las de años anteriores, como para dar un promedio goleador de 2,5 tantos por partido en la Liga. El contraste no solo se percibe en la clasificación general, que es lo práctico y fetén, con ese liderato compartido con el Écija, ambos con 10 puntos, sino que se disfruta viendo cómo se desenvuelve el equipo en las funciones de buscar sin rodeos la portería del conjunto contrario. Todo esto no lo podía hacer antes Monteagudo ni soñando, por falta de medios materiales y por propios errores. La primera parte de la Liga fue tan buena, como pésima la segunda fase, para reaparecer luego con dignidad y acierto en el playoff de ascenso al cambiar de sistema con el muro de los tres centrales y Óscar Ramírez y Jesús Álvaro hechos unos dardos por las bandas.No olvidemos que se ganó en Alcoy y en Barcelona y que en el Cartagonova no se mereció perder ante los azulgrana. Agua pasada. Borrón y cuenta nueva. Se ha hecho un contrato no escrito con el contragolpe como estrategia ideal, si se memoriza y se sostiene.
El Cartagena no llega a ser una ametralladora con balones de gol en el cargador, pero lo parece. Y dispone de gol no solo por lo que le corresponde a Isaac Aketxe, porque en el taller de reparaciones hay herramientas para que el vasco tenga otros compañeros con gol y el club vaya viento en popa, no solo en lo administrativo e institucional sino elementalmente en lo deportivo. De ahí la euforia, sí, que alienta y alimenta la fe de sus seguidores. Es lo que tiene el arranque goleador en esta Liga y también en la Copa del Rey, con un promedio de 2 por partido.
Aketxe tiene que romper el maleficio del parón en los 7 goles
Salvo que se interponga ‘la fin del mundo’, Aketxe tiene que romper el maleficio del parón en los 7 goles conseguidos que el año pasado gafó a Arturo, Llorente, Juanlu Hens y Cía. Y otros compañeros del ‘9’ vasco también deben de superar el enquistamiento o frenazo en el 7 fatídico, que nos metió a todos con la boca abierta en el tren de la bruja, en una feria de desatinos. El Aketxe que vemos en el arranque de la campaña está más cerca -en rendimiento- de Florian que de Fernando, en su segunda etapa albinegra, y que de Arturo.
En el curso anterior, también con Monteagudo en el banquillo, el Cartagena había marcado 7 goles al término de la cuarta jornada. En la campaña 2015-16 contabilizaba 4 tantos y el equipo marchaba en el puesto 19º, en descenso. En la Liga 2014-15, peor que peor: 2 goles favorables y en el puesto 17º. En el ejercicio 2013-14 el rendimiento realizador fue de 4 tantos, y en 2012-2013, con el oriolano José Francisco Grao ‘Pato’ de entrenador, se registró el mejor número después del presente campeonato: 8 goles y el premio del liderato con los cuatro primeros partidos ganados. Hasta seis triunfos seguidos sumó el joven entrenador, hoy en paro. Después de esos doce puntos consecutivos conquistados, las salidas seguidas a los campos Sevilla Atlético y Cádiz, con empate y derrota, bajaron el ritmo, redujeron el optimismo y el caprichoso Paco Gómez, el dueño, comenzó a cabrearse, Mala cosa. Y al final, tras 16 jornadas Pato fue sustituido por Pacheta, a quien 'El Paloma' ejecutó de un plumazo antes de arrancar el playoff frente al Caudal de Mieres, ya con José Miguel Campos en el banquillo y su fiel ayudante Manolo Requena.
El equipo, hecho unos zorros internamente, no estaba en condiciones de eliminar a los asturianos: (0-0 en Asturias y 0-1 en Cartagena). Fue la despedida de Paco Gómez, quien abandonó por el clamor adverso de la grada del Cartagonova. No aguantó las protestas y dejó el pastel de una problemática que, andando los meses de incertidumbres en la transición, tuvo que resolver Paco Belmonte.