jueves. 28.03.2024

La Farola de El Lago: ¡¡Octavio!!

Desde hace más de cuatro años, llevo colaborando con sportcartagena, con esta (para mí) entrañable columna “LA Farola del Lago”, desde la que puedo recordar a personas que, por unas u otras razones y pertenecientes a todas Las clases sociales, han ido dejando huella en nuestra querida ciudad. Es verdad que muchas veces tengo que hacer verdaderos números circenses, para poder acoplar mis artículos a la temática de este digital, que es totalmente deportivo, y así me lo recuerda  Guillermo Jiménez más de una vez. Aunque… no es menos cierto que, hace la vista “gorda”. Y de esta forma, me cuelo por una rendija.

Hace tiempo, publiqué un artículo sobre un personaje muy conocido, y yo creo que… (con las excepciones lógicas) querido en Cartagena, o por lo menos “admitido”, este personaje era “El Doctor Mijares”. Hago mención de Julio Mijares por una sencilla razón, y es la siguiente. La persona a la que me voy a referir en “mi Farola” es Octavio Bragulat de Silva, y…aunque sus vidas fueron diametralmente opuestas en todo, hubo un tiempo en el que,Julio y Octavio eran inseparables, es por ello justo que, en esta columna le dedique un artículo a Octavio Bragulat de Siilva.

Un día, allá por 1955-56, (lo cuento como lo recuerdo) apareció por “El Lago” Octavio Bragulat. Nosotros, los chavales del Lago (casi todos futbolistas en ciernes) tendríamos 16-17 años, (el ya tenía próximo a los 40 años). Rápidamente, y debido a su carácter totalmente extrovertido, se unió a nuestro circulo, siendo ya uno más de los que, noche tras noche, nos reuníamos en El Lago, para pasárnoslo de “puta madre”, metiéndonos hasta con nuestra sombra. Voy a tratar de describir a Octavio, y la verdad es que, me resulta muy difícil poder transmitir la serie de personalidades que en él se daban, (de su vida yo no sabía nada, solo que había sido delegado del Cartagena F.C.) su presencia física era la de un hombre “atildado”, siempre he pensado que en su “afán” de acercarse a nosotros, (teniendo en cuenta la diferencia de edad) bajaba su nivel cultural, y adoptaba una Actitud que no era la suya real. Rápidamente, en nuestras reuniones nocturnas en el “lago”, nos fuimos enterando de sus “andanzas” que, (en aquellos momentos) a nosotros nos fascinaban.

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Cena del CD Rápido en 'El Sacromonte'. Octavio lleva gafas de sol.

Octavio procedía de una familia muy conocida de Cartagena. En su juventud, perteneció al SEU, organización sindical estudiantil de carácter fascista, fomentada por José Antonio Primo de Rivera. La pertenencia a esa organización, fue la que le impulsó a presentarse voluntario en 1941 a la División Azul, (esta división, fue una unidad de voluntarios Españoles, que se formó para luchar al lado de los alemanes, contra la Unión Soviética en la segunda guerra Mundial. La pertenencia a la División Azul en aquellos años, era la máxima expresión de apoyo al régimen franquista. Una vez terminada la misión de esa división en el frente soviético, de vuelta a casa, Octavio (como todos los componentes de esa unidad) fueron recibidos como héroes, y como premio a esa heroicidad encontraron fácil acomodo laboral, en el caso de Octavio como funcionario del Excelentísimo Ayuntamiento de Cartagena-España.

Una vez conocida esas andaduras de Octavio, refrendada además por una visita que hicimos a su casa en la muralla del mar, donde al ver los cuadros que adornaban las paredes, y el escudo de “Armas de Silva” y ver a su anciano y venerable padre salí impresionado. Por todo ello, nunca pudo encajar en mi mente ese cambio impresionante que Octavio “aparentaba” en su trato diario con nosotros, era como si se tratara del personaje de la conocida obra de Stevenson, doctor Jekyll y el señor Hyde. En cualquier caso Octavio se granjeó nuestra simpatía, y le nombramos presidente de nuestro equipo El Rapido C.F. nombrando el a su vez, a Julio Mijares Vicepresidente, aunque El Tony era el que mandaba en el equipo.

Sé que me estoy embrollando, pero… es que de alguna manera tengo que transmitirles a ustedes mi asombro ante los cambios que yo observaba en ese hombre, de día era un funcionario serio y respetable, y de noche se convertía (con sus excentricidades) en el centro de todas las reuniones, siempre secundado por Julio Mijares.

Una noche se nos presenta en el “Lago” con la cabeza vendada totalmente, y llena de “mercromina”. Nosotros, naturalmente asustados le preguntamos ¿qué es lo que te pasa Octavio? Y nos contestó que había tenido un accidente y se le había abierto la herida de guerra que tenía en la cabeza (él decía que se la había provocado un ruso), luego resultó que se había apostado cien pesetas con Mijares a que se pelaba al cero, y lo hizo. Figúrense, en una época donde solo iban pelados al cero los presos y los reclutas. Tuvo que llevar la cabeza vendada no menos de un mes, hasta que le creció algo el pelo.

En otra ocasión, fuimos a jugar un partido a Portmán, y estábamos pasando un día fantástico, recuerdo que Nito y yo fingíamos hacer un combate de lucha libre rodeados de gente (se nos daba bien) de pronto a Octavio se le ocurre que tiene que liarla, resulta que habían cuatro personas muy mayores, entusiasmados jugando una partida de dominó, Octavio se sienta al lado de ellos, y finge que le ha dado un ataque epiléptico, le pega una “patá” a la mesa y salen las fichas disparadas a cincuenta metros, los pobres “viejos” “asustaos perdíos” pidiendo auxilio, nosotros, que casi todos sabíamos de que iba, le ponemos un pañuelo en la boca para que lo muerda, y empezamos a darle guantazos para que volviera en sí, en esto que llega Pepe Sornichero que creía que era verdad,y nos dice “joe” dejadlo que lo vais a matar. Era una con otra.

Una tarde del mes de julio, de pronto se le cruzan los cables, sale “disparao” para su casa y nos aparece vestido de capirote californio, (también era hermano mayor de esa cofradía) y nosotros, detrás de el por toda Cartagena. Era la repera, podría escribir un libro sobre este hombre. Octavio, dejó su empleo en el Ayuntamiento, (en aquella fecha los funcionarios ganaban dos “perras gordas”) y se colocó en ENFERSA. Poco a poco le fui perdiendo la pista, supe que se casó ya bastante mayor, a su esposa Ana Mari, sí que la conocí, pero no a sus tres hijas hijas.

En fin señores, pese a todo lo que les he contado, todavía en mi cabeza sigue siendo un misterio la vida de este hombre, carismático, amante del futbol, conocido por su labor como delegado del Cartagena F.C. y reconocido en la sociedad cartagenera por todos los motivos que he expuesto. Pero…lo que nunca se podrá decir, es que pasó inadvertido.Como siempre muchas gracias a mis lectores por seguirme, y…ya conocen ustedes, un poco de la historia de otro cartagenero peculiar.

La Farola de El Lago: ¡¡Octavio!!
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