14 de julio de 2014, 13:01
Gregorio Lorente ha sido un ejemplo para todos, para sus hijos, sus nietos y desde luego que para los cientos de amigos que deja, especialmente en el Club Marathon Cartagena dónde era el niño mimado de todos. Para ver a Gregorio feliz sólo había que darle un peto, un pantalón corto y unas zapatillas. De lo demás, de correr, ya se encargaría él.
Este nonagenario atleta se ha ido acumulando premios, el Mérito Deportivo de la Región, otro en los Premios al Deporte Cartagenero y por supuesto el que este diario concede. Quizás le haya faltado el nombrarle Cartagenero del Año. Cualidades y méritos no le faltaban.
Gregorio se ha ido sin hacer ruido, sonriendo a los suyos, sin quejarse ni aunque se le rompiese la cadera. É siempre pensaba en lo mismo, en recuperarse para iniciar la recuperación y correr “un poquico” en la próxima media maratón. Asi fue hasta que las fuerzas empezaron a fallarle y tenía que conformarse con disputar alguna que otra Milla Urbana. Llegaba el último.pero llegaba. Y los aplausos como reconocimiento a su esfuerzo nunca faltaban.
Este veterano atleta que se nos va habrá disputado decenas, quizás cientos de prueba. Pero nunca un marathón. En sus buenos tiempos no se estilaban como ahora, con lo que tuvo que conformarse con pruebas menores. Entre sus muchas virtudes estaban la paciencia, la prudencia y la simpatía. Nunca faltaba una sonrisa para el amigo. Y su cabeza y su buena memoria le ha regido hasta el final.
A partir de ahora vamos a echarle de menos. Hay quien dice que algunas de las pruebas atléticas que el disputaba en Cartagena debería de llevar su nombre como homenaje a este hombre bueno cuya mayor ilusión era siempre correr y hacer deporte.
