26 de marzo de 2014, 10:10
Se percibía que podía ser un partido atípico. Inicio de una segunda fase de clasificación que se puede interpretar como un trámite para seguir compitiendo, rival desconocido, semana irregular de entrenos por ausencias y lesiones, y horario de cierre en Domingo, con la necesidad de mantener la concentración y tensión competitiva.
La percepción se hizo un hecho y la puesta en escena fue fría y un tanto desconcertante. Falta de intensidad, de claridad en los conceptos ya asumidos y mínima fluidez en el juego. 7-11 de parcial y mucho que cambiar si se quería hacer un partido digno.
El segundo cuarto experimenta una leve mejoría de juego por ambos equipos y se presagiaba que la pájara había pasado. Se sube un poco la intensidad defensiva, se puede correr y el ritmo empieza a ser otro, aunque con el predominio a nivel ofensivo de las acciones de inspiración individual en detrimento del juego colectivo. Aún así se llega al descanso con un marcador muy corto, reflejo de lo desplegado por los dos equipos en la primera parte. 19-17 y la esperanza de haber recuperado el tono y seguir creciendo en los dos cuartos restantes.
Pero en eso quedó. Estaba claro que no era el día. El equipo, salvo alguna excepción individual, caso de Edward Durán que al menos en intensidad y aptitud tuvo una actuación notable y alguna aparición puntual de algún jugador, el resto estuvo negado y muy por debajo del nivel que tanto ha costado adquirir semana a semana. Poco más que comentar sobre el partido, que pensamos que tampoco fue de los mejores del rival, equipo de un club con excelente trabajo de bases y bien dirigido, que por unas circunstancias y otras más la inclusión de algún jugador infantil en la convocatoria tampoco fue capaz de desarrollar un juego continuo, aunque sí con más orden y criterio que los locales.
Alguien tenía que ganar el partido y casi más por azar e inercia, y no por juego cayó del lado del CBEC. 35-33. Anotación global que lo dice todo. Nunca una victoria a servido para tan poco. Formativamente a veces partidos de este estilo es preferible perderlos y sobre esa enseñanza enmendar errores y carencias. Solo si se vuelve a la senda de trabajo y compromiso colectivo durante los 40 minutos de los partidos restantes, la victoria cobrará algo de valor. Ahora a seguir trabajando, ser realistas, saber qué somos, dónde estamos y a dónde queremos llegar y esperar que lo de esta jornada haya sido solo una mala tarde, que como decía aquel, la puede tener cualquiera.
