jueves. 28.03.2024
Aún recuerdo allá por finales de Octubre mi debut como entrenador federado. Hablo y parece que hagan años, pero no, hacen 4 meses.

Debutamos contra Mazarrón, un equipo compuesto en su mayoría por jugadoras de 2º año, que llevaban jugando juntas 3 y 4 años. Y allí nos presentamos nosotros, con 8 jugadores que llevaban 2 meses entrenando juntos los que más, e incorporaciones posteriores que aun habían entrenado menos.

No sabía a lo que me enfrentaba, los entrenamientos habían sido de mucha técnica individual y no se había entrenado la acción-reacción defensa ataque, cerrar un rebote, ayudas defensivas, posicionamiento en el campo, salidas de presión... Un aaaaaamplio repertorio que Mazarrón tenía más que trabajado acompañado de 3 o 4 jugadoras con una calidad técnica descomunal. Recuerdo que fue un partido duro, ellas muy agresivas en defensa y nosotros acobardados al ver que esto era la competición.
 
Podríamos decir que éramos ese conejito que es cazado y estrangulado por una anaconda hambrienta (aunque suene exagerado). Tanto fue así que a mitad de partido perdíamos de 54-4 y lo único que podíamos hacer era mirar embobados la calidad de esas "máquinas de jugar", llegando a perder en total por unos 90 pts.
 
Pues bien, hoy ha empezado la vuelta, y hemos jugado contra Mazarrón. Los jugadores recordaban el vapuleo de allí y me hablaban asustados, pero tras la charla han salido y mira que curioso! La primera canasta del partido ha sido nuestra! Llegando al final del sexto 5-6 perdiendo.
 
Habíamos anotado en 1 sexto más puntos que en todo el partido anterior. Y es aquí cuando uno ve el trabajo y piensa: Lo estamos haciendo bien. Los jugadores han visto que era muy posible perder, pero oye, y si ganabamos? Lo han dado todo, con mucha intensidad en defensa y anotando canastas, recibiendo faltas de tiro por entrar valientes y sin acongojarse por la altura o calidad de nadie, saliendo de la presión con la posición táctica que ensayamos en los entrenamientos y sobretodo con unas ganas de hacerlo bien que hace que sus entrenadores no puedan reprochar absolutamente nada. Hoy han sangrado, han sido golpeados, y han acabado cansados hasta la extenuación, pero pese a arañazos, uñas, y moretones se han ido con una sonrisa, la sonrisa de ver que le han plantado cara a la anaconda, y que es posible que a esos conejitos fáciles de cazar le estén creciendo los dientes y que el trabajo, el sudor y el esfuerzo de los entrenamientos se traduce en mejora en la pista.

Hemos perdido 33-83 a falta de 2 minutos para acabar el partido, pero ¿A quién le importa la derrota si el derrotado sale fortalecido? A mi desde luego no me importa.

Seguimos trabajando.

Borja
Entrenador del CBEC Alevín

Crónica en primera persona del alevín mixto Mazarrón-CB Estudiantes Cartagena
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