1 de diciembre de 2009, 1:00
El pabellón , como se dice, lleno hasta la bandera, donde los niños, con cara de sueño, no se sabe bien, si por los nervios de su primer partido o por haber pasado la noche en vela o con el sueño que todavía llevaban, ya que el inicio de los partidos eran temprano para ser un sábado por la mañana.
Había una duda, no se sabía quiénes estaban más nerviosos, si los padres, madres y demás familia, por el debut de la joven promesa del baloncesto cartagenero o los propios jugadores. Eso sí, esos momentos fueron inmortalizado por algunas de las muchas cámaras de fotos y de video que se dieron cita en el pabellón. Con todos estos ingredientes, hacia prometer una jornada, muy intensa, como así fue.
Para todos estos “Riquis o Gasoles” el resultado fue lo menos, lo que si valió la pena es ver su ilusión por hacer las cosas bien, como botaban el balón, como corrían para que no les anotaran canastas, como se animaban los unos a los otros, como se paraban y le daban la mano algún compañero si estaba en el suelo para ayudarle a levantarse, fuera o no de su equipo y como le decía un jugador a su padre a la finalización de su partido, “papa, has visto como le he pasado a fulanito” o “has visto, que casi cuelo una canasta” aunque el balón no tocara el aro.
Fue una jornada inolvidable, para todos los que estuvieron allí, desde los entrenadores, grandes culpables de todo esto, padres que estuvieron animando y cómo no, para los verdaderos protagonistas de la mañana: los jugadores.
Esperamos que la próxima concentración, del día 12 de diciembre, sea como mínimo o igual que esta.
