La etapa de hoy entre Redondela y Pontevedra discurrió con muy buen tiempo, mucho mejor que el de días anteriores. Hubo incluso tramos con calor y eso que, estando dónde están, siempre hay que agradecerlo. Incomparable en los primeros kilómetros a la salida de Redondela ver la capilla de As Angustias o entrar en la parroquia de Cesantes.
Si miraban a la izquierda, al oeste, la impresionante ría de Vigo en su centro emergen las islas de San Simón y Santo Antón, y bajo sus aguas yacen los restos de los galeones de la batalla de Rande (1702); al fondo, cierra la panorámica, entre bateas (cultivos de mejillón), el puente colgante de Rande para entrar en la parroquia de O Viso y llegar hasta Arcade (municipio de Soutomaior), cuyo casco urbano atravesaremos por las calles de Portas, Lavandeira, Cimadevila, Velero, Barroncas…, hasta llegar al histórico puente medieval de Ponte Sampaio , sobre el río Verdugo.
Han realizado un total de 22 kilómetros con lo que algunos ya empiezan a resentirse en sus cuerpos, lo que ha llevado directamente a sacar el botiquín y tener que realizar las primeras curas de urgencia. Nada importante pero sí necesario para seguir avanzando sin grandes dificultades. Porque hay que avanzar, sobre todo por aquellos que veían casi como un imposible lo que ahora están viviendo y que no deja de ser un auténtico sueño hecho realidad.
Ahora toca descansar lo que se pueda después del contacto con mucha gente durante el Camino y retomar fuerzas para los momentos de emoción que se avecinan en el tramo final de este Camino que poco a poco va avanzando hacia Santiago de Compostela. Las tres de las seis etapas que ya han recorrido suponen, a estas alturas, todo un éxito sobre todo para aquellos miembros de Ápices que veían esta aventura como algo imposible que se está viendo que no lo es.
Querer es poder y los chicos de Ápices están dejando en el Camino los estigmas que siempre han perseguido a los trastornos mentales demostrando que, quien quiere, puede y eso ya es mucho. Los casi 30 kilómetros que separan Pontevedra del hotel de Caldas los han recorrido cómodamente en el autobús como premio al indudable esfuerzo que llevan realizado.