jueves. 28.03.2024

Un aspecto que puede traer de cabeza a muchas empresas, pero que es de obligado cumplimiento, es lo relativo a la Ley de Protección de Datos. Esta normativa debe tenerla en cuenta los negocios a la hora de tratar datos de tipo personal, y también en el mundo del deporte.

Cualquier práctica deportiva que se nos pueda venir a la cabeza, sea el tenis, el fútbol, el atletismo o el golf, entre otros muchos, cuenta con gran cantidad de clubs y organizaciones. Pues bien, estos también deben tener especial cuidado con aplicar todo lo dispuesto en la legislación vigente en Protección de Datos.

¿Cuáles son los datos personales que se protegen en el ámbito del deporte?

En relación a los colectivos, dichos datos pueden ser los siguientes: datos de los deportistas que forman parte del club, datos de los empleados del club y datos de los aficionados.

¿Qué nivel tienen los datos personales que se tratan?

Estos pueden dividirse en los siguientes grupos:

  • Datos básicos: estos datos son necesarios para crear las fichas de pertenencia al club que corresponda, y pueden ser nombres, direcciones o fechas de nacimiento, por ejemplo.
  • Datos de salud: existen ciertas entidades deportivas que realizan controles de datos de salud a los deportistas que pertenecen al club.

Dentro de los datos de salud, deben ser tenidos especialmente en cuenta los controles antidopaje, que se recogen y regulan tanto en leyes nacionales como en convenios deportivos celebrados con otros países. Estos datos de salud presentan un nivel alto, y requieren una serie de medidas especiales de seguridad.

Otras particularidades que presentan los clubs deportivos en el tratamiento de datos

En el mundo del deporte, el servicio LOPD presenta una serie de singularidades. Una de las más importantes es que se tratan datos personales de personas menores de catorce años, en cuyo caso, la normativa de Protección de Datos hace referencia al consentimiento de padres o tutores para tratar dichos datos.

También es importante tener presente que en este ámbito, se hacen muchas cesiones y comunicaciones de datos personales, por ejemplo en los siguientes casos: cuando se envían datos a federaciones y mutuas deportivas; cuando se hacen transferencias internacionales de datos; cuando se realizan publicaciones de nombres, fotos y vídeos en la web y en otros medios, etc.

Ejemplo de lo anterior lo encontramos en las competiciones deportivas internacionales, donde si los datos salen de la Unión Europea y son enviados a países que no se encuentran homologados por la AEPD, será necesario contar con la autorización de esta para el envío de dichos datos personales.

Teniendo en cuenta la cantidad de datos personales que tratan las entidades deportivas, y la variedad en los mismos, observamos que existen muchas lagunas a cubrir para cumplir la LOPD sin correr riesgos innecesarios. Cobra especial importancia la información y el consentimiento de la persona interesada, ya que estos son dos principios fundamentales de la LOPD.

Para cumplir la normativa de Protección de Datos, es de vital importancia contar con un documento firmado por todos los interesados, en el que estos sean informados de sus derechos y que recoja el consentimiento para todas y cada una de las acciones que el club vaya a realizar con sus datos personales.

Más allá de la Protección de Datos, ¿qué es lo que une al deporte y las empresas?

La vinculación entre las organizaciones y el deporte no acaba ahí, ya que los profesionales del mundo de los negocios saben que puede ser muy interesante contar con una estrella del deporte a la hora de crear una empresa. Y es que, ¿quién no sabe que conseguir que un deportista famoso luzca el logo de una marca en una prenda de ropa, por ejemplo, es un medio publicitario?

Cuando el tenista Roger Federer cambio a Nike por Uniqlo, logró un negocio desde luego nada desdeñable: cobrar treinta millones de dólares por cada uno de los años (que serán diez) que durará su relación con la marca. Esto ha supuesto una auténtica revolución en el ámbito del patrocinio deportivo.

Ante un panorama como este, es normal que los deportistas y las marcas se busquen los unos a los otros para conseguir objetivos que van más allá de la reputación y los ingresos económicos. Los atributos clásicos del mundo del deporte, que se basan en el sacrificio, el esfuerzo y el juego limpio, han dado paso a un mayor catálogo de cualidades, entre los cuales encontramos la elegancia, el estilo de juego o la potencia, que dan la posibilidad de posicionar a una firma en el mercado.

Es lógico que las marcas se disputen a un deportista que se encuentra en la cima de su carrera, pero más allá del componente de publicidad de comercial, su fama ayuda a las marcas más allá de lo que tiene que ver con las ventas en sí. Al producirse un vínculo con el sponsor, lo principal no son las sumas económicas que el atleta pueda aportar con la publicidad de su imagen, sino el efecto multiplicador que consigue.

¿Cómo afecta la Protección de Datos al mundo del deporte?
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