Para todo hay un límite incluso para la afición cartagenerista que, ejemplar dónde las haya, aguantó todo lo que hubo que aguantar, el empate, el segu8ndo tanto del Nástic...pero llegó el tercero y fue la hecatombe. Ya era demasiado aguantar, pensó la inmensa mayoría de seguidores albinegros que, de forma silenciosa, fue abandonando las gradas del recinto hasta quedar despobladas.
Tanto fue así que diez minutos después, el puente de la rambla de Benipila que, en condiciones normales siempre se encuentra atascado de vehículos al menos hasta media hora después de los encuentros, ya tenía el tráfico fluido incluso en la Alameda San Antón.
Los seguidores cartageneristas animaron hasta dónde pudieron, hasta dónde ya resultaba imposible seguir aplaudiendo a un equipo que ofreció una pésima primera parte y se hundió tras el sorprendente empate, jugada que resultó defitinitiva.
El segundo y el tercer gol del Nástic hicieron posible después que las gradas del estadio quedasen prácticamente vacías. Y los que se quedaron fueron para protestar en su inmensa mayoría como reacción al desastroso encuentro ofrecido por los hombres de Carlos Ríos, que se desangran conforme avanza la Liga y esta llega a su recta final.
