No cabe ninguna duda que si a alguien hay que dar un premio por su saber estar, por su apoyo incondicional y por su sempiterno sufrimiento, a esa sería a la afición cartagenerista que llenó a rebosar las gradas del estadio cartagenerista y que supo aguantar con estoicismo el mal trago de un partido que nunca las tuvo todas consigo el Cartagena para ganar.
Los aficionados estuvieron apoyando sin cesar durante toda la tarde, mayores, pequeños, mujeres, veteranos, en fin lo que se dice todos animaron hasta el final a este Cartagena que ha vuelto a reverdecer viejos laureles con su título de campeón, con la esperanza de poder coronarlo con la guinda del ascenso.
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