Salvo por enfermedad o alguna obligación ineludible Antonio Montalbán jamás ha fallado para ver un partido del Cartagena. Ni antes en El Almarjal ni desde 1988 en el Cartagonova. Ocupa una butaca en tribuna alta y disfruta como un niño con cada gol y con cada victoria blanquinegra. Como ante el Jaén, sin ir más lejos.
Este domingo lo único que quería era no sufrir. Justo lo contrario. Pero casi le daba igual. Los puntos, dice, son los puntos. "Tenemos un equipo mucho más bueno de lo que dice la clasificación, poco a poco estaremos ahí arriba”. Porque Antonio es de los que los años le han dado la templanza y la paciencia para opinar y decir lo que viene que decir.
Suele ser de los primeros en llegar a su asiento, le gusta tomárselo con calma. "Estoy bien pero hombre, los años no pasan en balde” dice con la mejor de sus sonrisas. Trabajó muchos años como intérprete en la Refinería de Escombreras, dónde coincidió con su amigo Eduardo Borgoñós, recientemente fallecido, para sacar adelante aquel proyecto que se llamó Cartagena Repesa. "Aquel año acabé logrando 10.000 pesetas de las de entonces para ayudar al Cartagena” dice orgulloso. Porque 10.000 pesetas era mucho dinero en aquellos años.
Este domingo sufrió. Como todos. Pero vale la pena si gana el Cartagena, su equipo desde hace 89 años, que son los que tiene y casi, los que lleva yendo al fútbol. Nació el mismo año en el que se inauguró el histórico Almarjal, en 1925, y prácticamente no falló ningún partido.
Así lleva toda su vida, al pie del cañón como seguidor blanquinegro. "Tengo el número 7 como abonado aunque este carnet de ahora me pone el 18, en realidad yo soy el número 7. Hubo un lío ahí y, en fin, yo sé que soy el número 7” dice entre la alegría, el orgullo y la resignación.
