Aquel 'boicot' al internacional Pepe Parra

 

Solo Trasante y Cygan han estado en la línea de Parra en la historia, en calidad, productividad y carisma. Juicio personal. Mis centrales preferidos, sin menoscabo del rendimiento de otros futbolistas que dignamente vivieron el cartagenerismo en el desaparecido estadio del Almarjal, finiquitado en 1987, o en el vigente Cartagonova, ya con mayoría sobrada de edad.

 

Parra llegó a Cartagena en un momento en el que se interpretó como a un a modo de réplica o respuesta a la estrategia del Elche CF, adversario cualificado entonces (1957/1958/1959) al acierto de contratar a César Rodríguez, barcelonista, que ejerció en los ilicitanos de entrenador-jugador, doble faceta que estaba permitida. El leonés César, delantero, dio un rendimiento sensacional que catapultó al equipo del campo de Altabix, al que logró ascender y desde entonces ha dejado de ser club de Tercera para colocarse en la élite y dar pie en la década de los 70 a la construcción del monumental estadio Martínez Valero por el auge del fútbol en la ciudad de las palmeras.

  

 

El doctor Ángel Abengoechea Larraz, un zaragozano afincado en Cartagena, era presidente de la UD Cartagenera y dio el paso al frente para lograr la increíble firma de Parra. Impactó en la afición. No había tantos medios de comunicación  como en la actualidad (prensa escrita diaria, La Verdad, de La Editorial Católica, y Línea,  de Prensa del Movimiento, y una sola emisora, Radio Juventud, instalada en el Palacio de Aguirre, más algún semanario local o revista dirigidas por el periodista José Zarco  con "Luz y Letras", o por José de Jódar, con "Proclama", ambos desaparecidos) pero todo el mundo se enteró de la incorporación de Pepe Parra a la entidad cartagenerista. La noticia no faltó en la portada del diario "Marca" que entonces llegaba a Cartagena  desde Madrid en el tren Correo, de un día para otro para su reparto por los distribuidores Campos de Miguel en la Glorieta de San Francisco.

 

Pepe Parra, el españolista de los 216 encuentros jugados en el equipo de Sarriá en Primera División y triunfador en la selección española en Río de Janeiro con Telmo Zarra de buque insignia ante la sorpresa general decidió venir a retirarse en Cartagena. No le importaba que fuese en Tercera, una categoría relativamente fuerte en la época con participantes en el grupo como Orihuela, Crevillente, Thader de Rojales, Cieza, Lorca, Almoradí, Hellín, Elche...

 

Yo vi debutar de blanquinegro a José Parra en la Cartagenera. Servidor era un imberbe chiquillo de pantalón corto que se desplazó aquella tarde a Cieza en uno de los autocares fletados por Carmelo, el del kiosco de prensa de la plaza de La Merced o de José Antonio o del Lago. Fueron varios los autobuses que acompañaron al equipo cartagenero para ver el ansiado debut del internacional. El resultado del partido, malísimo por parte cartagenerista, fue de un merecido 3-1 en el campo de tierra de la Avenida del Caudillo, pegado a la plaza de toros de la localidad del esparto y la aceituna.

 

Como España entonces y ahora era y es un país rumoroso,  no tardó en extenderse entre los aficionados en el boca a boca que la llegada del famoso Parra, con 34 años de edad, no había caído bien entre los jugadores de la plantilla. Se achacó el rumor a la evidencia de que si un futbolista del mismo grupo cobraba 15.000 0 20.000 pesetas a la temporada, Parra iba a percibir doce o catorce veces más. "Los jugadores dicen que corra él (Parra) en el campo y que sude él la camiseta, que para eso es la estrella del equipo".

 

 

Por lo que yo sé y recuerdo el trato dispensado por Parra a sus compañeros de equipo fue siempre correcto y educado. Lo era el de Blanes (Gerona) en el terreno de juego, que actuaba con elegancia y visión de la jugada. A Parra le gustaba mover el balón desde atrás, con un toque perfecto y no era brusco con los delanteros rivales. Ordenaba a la defensa en bloque y manejaba los tiempos en los arbitrajes porque la mayoría de veces que levantaba el brazo pidiendo fuera de juego de un jugador adversario, el juez de línea le hacía caso en el 95% de las veces.  Era un espectáculo, pero a diferencia de César en el Elche, su trabajo se veía menos que el del 'divino calvo'  o 'el Pelucas' exazulgrana, que marcaba goles y dirigía la orquesta ilicitana a pie de obra. Futbolistas franjiverdes de la época eran Rico, Quirant, Mezquita, Campos, Pitarch, Villarrubia y el hondureño Cardona.

 

 

La Cartagenera no pasó de hacer una campaña discreta con Parra en el eje de la zaga, con Pepe Guzmán y Julio Gil en los laterales, y con el entrenador aragonés Antonio Molinos Buisán en el banquillo. Molinos no había sido jugador pero había entrenado en Segunda al San Fernando, con ascenso a la categoría;  Burgos, Algeciras y España de Tánger. No hubo ascenso a Segunda en Cartagena, ni siquiera por aproximación, y  deduzco que el campo del Cieza no era el más propicio o idóneo para un buen debut  placentero de Parra porque antes y ahora en menor medida, la afición ciezana -que me perdonen- era de las de armas tomar y eso que llamamos factor campo se dejaba notar y mucho.

 

El Espanyol prepara para este jueves 3 de marzo un homenaje póstumo,  en el partido de Liga con el Betis  en Cornellá de El Prat, al que fue central periquito. El FC Cartagena intuyo le dedicará un minuto de silencio antes del próximo partido en casa ante el Recreativo de Huelva, el 13 de este mes recién estrenado.