Las dos historias que vamos a contar no tendrían mayor trascendencia que sendos agravios comparativos con el resto de esos siete mil y pocos de espectadores que acudieron a las gradas del Cartagonova. Pero sí podría tener sus consecuencias si se confirma que se incumplen las normas exigidas desde laLiga. En esto, la verdad, es que con lo que gusta de cuidar los detalles el Cartagena está fallando más que una escopeta de caña.
Veamos: la primera imagen es elocuente: una hilera de botellas de agua, tapón incluido, para los directivos, magnates, invitados, empresarios, abonados, políticos o quienes quiera que acudan al palco partido tras partido. Se supone que a ninguno de los que ocupen esos asientos se les va a ocurrir lanzar una botella al terreno de juego. Pero, supongamos que ocurre por ejemplo en un encuentro como el vivido este domingo donde lo único que no faltó fue la polémica.
Esa supuesta botella le da a alguien ¿qué puede ocurrir entonces? ¿Qué cierran el estadio? Cuando cualquier espectador entra con una botella de agua o pide alguna en la cantina lo primero que hace el que se encuentra detrás de la barra es quitar el tapón con lo que se evita el peligro de que se pueda lanzar, entonces ¿por qué en el palco sí o fuera del palco no? ¿Es un chiringuito particular de los directivos del Cartagena o las leyes por las que hay que regirse para el palco no valen?
Con la zona Bussines ocurre lo mismo. Otro espectador nos remite la imagen en la que se ve con claridad que hay un grupo de aficionados en esa zona, donde claramente tienen que utilizar mascarillas, que no la llevan ¿Quién controla todo eso? ¿Por qué no se utilizan mascarillas en esa zona mientras en el resto del campo si qué lo es?
Son dos claros ejemplos que la directiva cartagenerista, en estos aspectos, hace lo que creen oportuno y pasan de aplicar a todos los aficionados el mismo rasero. Para los amigos, clientes y conocidos hay un código aparte y otro para el resto de los mortales. Las pruebas ahí están. Pueden ser sendos despistes o que, sencillamente, no se cumplen las normas para todos. Sea como sea dicho está.