sábado. 20.04.2024
Decían los antiguos aquello de "piensa mal y acertarás". Nosotros no llegamos a tanto pero parece una evidencia que los encargados de impartir justicia en un terreno de juego, con un silbato, no vieron al FC Cartagena con la más mínima consideración desde el principio o con una pequeña dosis de benevolencia.

Nadie en Cartagena quería que este partido lo pitase Pino Zamorano. Había antecedentes no lejanos de tropelías cometidas por ese árbitro que ya en el Barcelona B-Cartagena fue desautorizado por una clara resolución sobre una jugada (la del penalti a Mariano) que Pino Zamorano señaló al revés. La Federación dio tasativamente la razón a los albinegros. Fue penalti del Barcelona B y no debió ser expulsado Mariano. Aquel partido iba 2-1 cuando la fechoría del colegiado castellano manchego.

{sumario:¿Quién sería el lumbreras que designó a Pino Zamorano para este partido, con los antedecentes que había?:sumario}Con estos antecedentes quienes designan los árbitros se atrevieron a nombrar para el Cartagena-Celta al famoso Pino Zamorano. Increíble. Una burla o lo más parecido a una burla cuando unos equipos se juegan tanto.

Nada se justifica que vaya a favor de la violencia en el deporte, pero con estos gestos de las Organización Arbitral se da pie a que muchos puedan pensar ahora que en lo de la agresión del ayudante Escribano medió la estrategia de exagerar. ¿Fue paripé? Si no lo fue, lo parecía y mucho.

Mucho tiene que cambiar el estamento arbitral en España. Los intereses creados, las ayudas a unos y las patadas en la espinilla a otros están a la orden del día. El Cartagena se ve acosado desde que está en la Liga Adelante. En la campaña del ascenso a Primera que se rozó se vieron arbitrajes especiales como el de Anoeta ante la Real Sociedad o como el Levante, de J.A.Texeira Vitienes, exponentes claros de que al modesto equipo de JIM no lio dejaban respirar.

{sumario:Al Cartagena ya le vienen perjudicando los arbitrajes desde que está en Segunda:sumario}Luego algunos dirán que no, que los árbitros reparten por igual aciertos y errores y que al Cartagena no le han perjudicado. Naranjitas de la china.

Creemos en la honradez de los árbitros y en la presunción de inocencia, pero también la mujer del César era honrada y además tenía que demostrarlo.

Antiguamente existían las recusaciones arbitrales. Ahora el negocio de los colegiados profesionales o  casi obliga a que piten casi sin interrupción, sean buenos, malos o regulares, impide que los clubes no puedan tachar de la lista a los que hay motivos para no querer verlos más en su campo de juego.

Que se abra una investigación a fondo es lo que se debe hacer en este caso y por personas competentes.

La caída del auxiliar de Pino Zamorano, ¿realidad o paripé?
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