28 de julio de 2010, 2:00
Los que hayan elegido la localidad más costosa pagarán 400 euros. Es más o menos lo que se cobra en un mes por un subsidio a los parados con familia que han agotado la prestación por desempleo, en efecto esa cantidad es lo que vale para una temporada de fútbol en el municipal Cartagonova. O lo que cuesta un ordenador de tipo medio con buenas prestaciones. O el 65% de lo que cuesta un modesto crucero por el Mediterráneo, sin pasarse de rosca.
El fútbol hay que pagarlo y si en el ejercicio anterior en Cartagena casi fue un regalo ir al fútbol de Segunda tras muchos años en ayunas, y además en una campaña fenomenal en todos los aspectos, las perspectivas de la Liga Adelante 2010-2011 son otras. Al jarro de agua fría que representó la presentación de los nuevos precios con el eslogan ‘Seguimos Adelante’ y el personal tirando de la cuerda, continuó la reacción de las peñas, de los pensionistas, de los niños y de casi todo el mundo que vio con decepción y pesimismo la idea básica de una fuerte evolución en positivo del FC Cartagena en cuanto a la consolidación de su masa de aficionados. Hay mucha gente joven que está madurando. Esta próxima campaña habrá bastantes ‘abonados de televisor’ en los partidos y se va a practicar las rotaciones en bastantes familias para que todos puedan ir al Cartagonova sin que la propia economía se resienta.
(Al aforo del estadio de Benipila le ha faltado ahora contar con una capacidad de aforo tipo Martínez Valero, Rico Pérez o Nueva Condomina, o como mínimo Carlos Belmonte de Albacete o el del Mediterráneo, en Almería. Pero, claro, esa necesidad no se percibía cuando en Segunda B iban al fútbol entre 2.000 y 3.000 personas).
Evidentemente muchas/bastantes familias no podrán estar unidas esta campaña en las gradas del estadio municipal. Podrá parecer demagógico, pero la crisis económica aporrea las cuentas corrientes de la mayoría. Lo van a sentir probablemente los pensionistas con menos de 800 o 900 euros mensuales de jubilación que un día tuvieron el gusto de apuntarse a abonados de Tribuna Alta, muchos incluso trasvasados desde el estadio del Almarjal, a los que se les ha subido desorbitadamente la cuota. “Que se vayan a otra localidad más barata”, es lo que se puede lanzar como argumento. Es verdad, pero ¿ofrece este estadio, ya con 22 años, condiciones idóneas para ello?
Una cosa parece clara: en la localidad de Tribuna Alta, ya casi un lujo, la más demandada, apenas quedarán huecos apetecibles en las primeras fechas del pistoletazo de apertura. A falta de datos oficiales el objetivo de Paco Gómez está logrado. Faltaba y sigue faltando reubicar al personal en el curso de una campaña antipática y descorazonadora para la mayoría, en la que los peñistas están escamados y con la mosca cerca de la oreja. Son casi 2.000 los componentes de las peñas, hechas las cuentas entre los que se marchan por los que entran.
Se han producido 'trasvases' de aficionados a Tribuna Baja (escasa aceptación) y a los Fondos desde la Tribuna Alta, en tanto la Lateral Rambla está resultando ya escasa e insuficiente.
Con el tiempo se verá la necesidad de que el estadio se amplíe, pero mucho habrán de cambiar las cosas para que ello suceda en una Región en la que los principales proyectos gubernamentales han quedado congelados (nuevas autovías) con las obras ya en marcha, lo que tal vez demorará por los siglos de los siglos su terminación. Así el Ayuntamiento a corto plazo no va a poder mover un dedo para meterle al estadio las 6.000 o 7.000 localidades de ampliación que precisaría en caso de ascenso a Primera, que sigue siendo el objetivo del presidente y el sueño de la mayoría de aficionados, dicho con la boca pequeña.
5.500 RENOVACIONES DE ABONADOS
Casi 5.500 son los abonos que, al final, se han renovado en el FC Cartagena. En esas cifras, que son oficiales facilitadas desde el propio club hace tan sólo unas horas, se incluyen todos los peñistas que lo han hecho. Los números son los buenos y están al día. Este miércoles también es el último para hacer el cambio de ubicación y desde mañana la venta de abonos es libre, cualquiera podrá hacerse. En el seno del club hay confianza de igualar aún los 8.200 abonados de la pasada temporada. De manera que para llegar a las cotas del pasado ejercicio, el de la euforia y la solidaridad con el club que logró un número de abonados en torno a los 8.500, faltaría que de aquí al cierre de la campaña se diesen de alta no los cerca de mil que esta Redacción se atreve a calcular sino 2.000.
Lo peor es que, queriendo evidentemente lo mejor para el club y para su propia economía, el dueño de la entidad ha consentido poner en órbita, de forma involuntaria, un estado de crispación en el ambiente futbolístico de Cartagena que es caldo de cultivo de un pesimismo que sólo con sabias rectificaciones y con resultados deportivos se podrá paliar. El presidente ya tuvo un gesto, a partir de su controvertida entrevista con el presidente de la Asociación de Peñas, Fulgencio Angosto, al rebajar los precios en todas las localidades del estadio excepto en la intocable Tribuna Alta.
El regalo del DVD, fabuloso trabajo documental referido a la campaña anterior del equipo, y las botellas de vino de FG, que pagará el club, son la anécdota de una campaña que ha servido para polemizar más que para unir más en torno al club. Algunos han aprovechado para poner etiquetas, insultar y querer obtener ganancias en ríos revueltos cuando todos han deseado y desean lo mejor para el club. Nosotros también, la duda ofende.
EL AYUNTAMIENTO SE IMPLICA EN LAS INSTALACIONES
La mayoría habría deseado una Campaña de Abonados más coherente y al hijo no sólo de mantener los 8.500 abonados sino de aumentarlos a 10.000 u 11.000. Se ha podido planificar para ello. Ahora debemos conformarnos con continuar apoyando a la entidad, pero sin dejar pasar reflexiones orientadas a mejorar en lo sucesivo, y celebrar al mismo tiempo que el Ayuntamiento se haya implicado en serio en llevar a cabo unas importantes mejoras en el estadio, mejoras que incluyen un remozado alumbrado eléctrico en el recinto, lo que normalmente se podrá comprobar el 1 de septiembre con ocasión de la eliminatoria de Copa a partido único con el Rayo Vallecano.
A los fichadores del club les corresponde, para ir animando el cotarro, ir acertando en las contrataciones que aún faltan para que la plantilla a las órdenes de JIM vuelva a ilusionar.
El fútbol hay que pagarlo y si en el ejercicio anterior en Cartagena casi fue un regalo ir al fútbol de Segunda tras muchos años en ayunas, y además en una campaña fenomenal en todos los aspectos, las perspectivas de la Liga Adelante 2010-2011 son otras. Al jarro de agua fría que representó la presentación de los nuevos precios con el eslogan ‘Seguimos Adelante’ y el personal tirando de la cuerda, continuó la reacción de las peñas, de los pensionistas, de los niños y de casi todo el mundo que vio con decepción y pesimismo la idea básica de una fuerte evolución en positivo del FC Cartagena en cuanto a la consolidación de su masa de aficionados. Hay mucha gente joven que está madurando. Esta próxima campaña habrá bastantes ‘abonados de televisor’ en los partidos y se va a practicar las rotaciones en bastantes familias para que todos puedan ir al Cartagonova sin que la propia economía se resienta.
(Al aforo del estadio de Benipila le ha faltado ahora contar con una capacidad de aforo tipo Martínez Valero, Rico Pérez o Nueva Condomina, o como mínimo Carlos Belmonte de Albacete o el del Mediterráneo, en Almería. Pero, claro, esa necesidad no se percibía cuando en Segunda B iban al fútbol entre 2.000 y 3.000 personas).
Evidentemente muchas/bastantes familias no podrán estar unidas esta campaña en las gradas del estadio municipal. Podrá parecer demagógico, pero la crisis económica aporrea las cuentas corrientes de la mayoría. Lo van a sentir probablemente los pensionistas con menos de 800 o 900 euros mensuales de jubilación que un día tuvieron el gusto de apuntarse a abonados de Tribuna Alta, muchos incluso trasvasados desde el estadio del Almarjal, a los que se les ha subido desorbitadamente la cuota. “Que se vayan a otra localidad más barata”, es lo que se puede lanzar como argumento. Es verdad, pero ¿ofrece este estadio, ya con 22 años, condiciones idóneas para ello?
Una cosa parece clara: en la localidad de Tribuna Alta, ya casi un lujo, la más demandada, apenas quedarán huecos apetecibles en las primeras fechas del pistoletazo de apertura. A falta de datos oficiales el objetivo de Paco Gómez está logrado. Faltaba y sigue faltando reubicar al personal en el curso de una campaña antipática y descorazonadora para la mayoría, en la que los peñistas están escamados y con la mosca cerca de la oreja. Son casi 2.000 los componentes de las peñas, hechas las cuentas entre los que se marchan por los que entran.
Se han producido 'trasvases' de aficionados a Tribuna Baja (escasa aceptación) y a los Fondos desde la Tribuna Alta, en tanto la Lateral Rambla está resultando ya escasa e insuficiente.
Con el tiempo se verá la necesidad de que el estadio se amplíe, pero mucho habrán de cambiar las cosas para que ello suceda en una Región en la que los principales proyectos gubernamentales han quedado congelados (nuevas autovías) con las obras ya en marcha, lo que tal vez demorará por los siglos de los siglos su terminación. Así el Ayuntamiento a corto plazo no va a poder mover un dedo para meterle al estadio las 6.000 o 7.000 localidades de ampliación que precisaría en caso de ascenso a Primera, que sigue siendo el objetivo del presidente y el sueño de la mayoría de aficionados, dicho con la boca pequeña.
5.500 RENOVACIONES DE ABONADOS
Casi 5.500 son los abonos que, al final, se han renovado en el FC Cartagena. En esas cifras, que son oficiales facilitadas desde el propio club hace tan sólo unas horas, se incluyen todos los peñistas que lo han hecho. Los números son los buenos y están al día. Este miércoles también es el último para hacer el cambio de ubicación y desde mañana la venta de abonos es libre, cualquiera podrá hacerse. En el seno del club hay confianza de igualar aún los 8.200 abonados de la pasada temporada. De manera que para llegar a las cotas del pasado ejercicio, el de la euforia y la solidaridad con el club que logró un número de abonados en torno a los 8.500, faltaría que de aquí al cierre de la campaña se diesen de alta no los cerca de mil que esta Redacción se atreve a calcular sino 2.000.
Lo peor es que, queriendo evidentemente lo mejor para el club y para su propia economía, el dueño de la entidad ha consentido poner en órbita, de forma involuntaria, un estado de crispación en el ambiente futbolístico de Cartagena que es caldo de cultivo de un pesimismo que sólo con sabias rectificaciones y con resultados deportivos se podrá paliar. El presidente ya tuvo un gesto, a partir de su controvertida entrevista con el presidente de la Asociación de Peñas, Fulgencio Angosto, al rebajar los precios en todas las localidades del estadio excepto en la intocable Tribuna Alta.
El regalo del DVD, fabuloso trabajo documental referido a la campaña anterior del equipo, y las botellas de vino de FG, que pagará el club, son la anécdota de una campaña que ha servido para polemizar más que para unir más en torno al club. Algunos han aprovechado para poner etiquetas, insultar y querer obtener ganancias en ríos revueltos cuando todos han deseado y desean lo mejor para el club. Nosotros también, la duda ofende.
EL AYUNTAMIENTO SE IMPLICA EN LAS INSTALACIONES
La mayoría habría deseado una Campaña de Abonados más coherente y al hijo no sólo de mantener los 8.500 abonados sino de aumentarlos a 10.000 u 11.000. Se ha podido planificar para ello. Ahora debemos conformarnos con continuar apoyando a la entidad, pero sin dejar pasar reflexiones orientadas a mejorar en lo sucesivo, y celebrar al mismo tiempo que el Ayuntamiento se haya implicado en serio en llevar a cabo unas importantes mejoras en el estadio, mejoras que incluyen un remozado alumbrado eléctrico en el recinto, lo que normalmente se podrá comprobar el 1 de septiembre con ocasión de la eliminatoria de Copa a partido único con el Rayo Vallecano.
A los fichadores del club les corresponde, para ir animando el cotarro, ir acertando en las contrataciones que aún faltan para que la plantilla a las órdenes de JIM vuelva a ilusionar.
