23 de abril de 2013, 2:28
El terreno de juego del diminuto estadio del ‘Romero Cuerda’ era la envidia de la comarca de Villanueva de la Serena hace tres años, cuando fue inaugurado en un partido que enfrentaba al Villanovense contra el Valdecalzada, por supuesto que en la Tercera División.
Un césped, decían entonces las crónicas, de ‘Primera’ porque aquel mismo césped era el mismo que se había plantado en estadios tan ilustres como el de Anoeta de la Real Sociedad o el 'Vicente Calderón' del Atlético de Madrid, y que entonces se puso a disposición de los clubes locales, tanto del Villanovense como de La Cruz. Se plantaron 7.500 metros cuadrados de hierba, que procedían de La Vera extremeña y era el orgullo de la zona.
Hoy, poco más de tres años después, aquella maravilla de césped casi ha desaparecido. Será un problema añadido, y no pequeño, para este Cartagena que se va a jugar la vida en este pequeño recinto pacense del que todos los informes hablan pésimamente. Las intensas lluvias del último invierno parece que han tenido mucho que ver en este deplorable estado del terreno. Los cartageneristas necesitan ganar a toda costa y esperar. Una dificultad más añadida.
Pero los terrenos de juego pequeños no se le dan mal del todo al Cartagena. Lo demostró recientemente en otro campo extremeño de parecidas dimensiones, aunque con césped artificial también en pésimas condiciones por el vendaval de agua que cayó en los momentos previos. Los albinegros ya cuentan con que el Villanovense no será nada fácil porque se está jugando la vida. Y en su banquillo cuentan con un ‘trotamundos’ de los banquillos como es el excartagenerista José Luis Montes que en su día calificó de ‘pintoresco’ su despido en el Cartagena.
No podemos olvidar que el Villanovense ejerció como ‘verdugo’ de Pato, el entonces entrenador cartagenerista que, tras perder por 1-2 en el Cartagonova tuvo que hacer las maletas y marcharse. Ahora mucho han cambiado las cosas, especialmente tras este último domingo en el que dos goles postreros, el del Jaén en La Roda y el del San Fernando en Cartagena, le dieron un giro radical a una clasificación que, ahora, los blanquinegros van a tratar de darle otra vez la vuelta. Pero para eso antes tendrán que ganar en este césped más parecido a un patatal que a otra cosa.
