17 de enero de 2010, 1:00
Muchas de las miradas de los más de nueve mil aficionados que se citaron en las gradas del Cartagonova y en este primer partido dominical a una hora ‘normal’ de las cinco de la tarde, muchas de las miradas digo, estaban puestas en un jugador, en un único jugador del ‘Recre’, el balear Carlos Carmona. El ‘6’. El mismo que marcó un golazo en el Vicente Calderón que casi lleva a su equipo a la gloria. El más temido por todos. Al fin y al cabo el que nos llevó a donde estamos, que no se olvide eso.
Apenas fue saltar Carlitos Carmona al campo ya se le veía con sus relumbronas botas amarillas. A él siempre le ha gustado llamar la atención por sus botas. En Cartagena las ha tenido de todos los colores y sólo él sabrá que hizo de aquellas en las que le pegó al balón para robarle a Fernando Martín, el central del Alcoyano, para hacerse aquel sprint de no sé cuantos metros y darle la pelota a Juan Pablo para que compartiera la gloria del ascenso. Porque así fue, la jugada del ascenso. Gracias a aquella hermosa y preciosa carrera este domingo estábamos allí, en Segunda y ante el Recre.
Pero no todo el mundo piensa igual. Carmona escuchó aplausos pero también insultos. Lo que ocurre es que, a los que chillan y protestan, se les escucha más que a los que reconocen en silencio la clase que atesora este ahora jugador recreativista que lo único que trata de hacer bien es su trabajo. Antes con el Cartagena y ahora con el ‘decano’.
Carmona hizo las delicias de mucho la tarde previa en el ‘Gómez Meseguer’, sobre todo con la chavalada. Y tras el partido pasó igual. Tuvo trato de ‘estrella’, especialmente cuando abandonaba los jugadores onubenses el pasillo del vestuario rumbo al autocar. Carmona lo tuvo difícil. Ahí recibió el cariño que no pudo disfrutar tras el ascenso. Se marchó tan rápido, denuncia bajo el brazo, que casi no dio tiempo a nada. Esta vez sí. Baste la prueba que tuvo que ir a ‘rescatarle’ algún que otro miembro de la Policía Nacional porque no le dejaban en paz con los caza-autógrafos. Carmona, os lo aseguró, firmaba tras el partido más que todos los que haya firmado juntos en Cartagena en los tres últimos años.
Pero no fueron todo dichas. Carlos se disculpaba ante Damián Medrano, colaborador de Onda Regional y también de este diario digital al parecer por un feo, un desplante, que el futbolista le hacía a Damián apenas acabar el partido. Un quítame-allá-ese-brazo sin más trascendencia, por lo que vimos después. Pero conste la queja del bueno de ‘Dami’.
Nos alegramos de verte Carlos. Hemos visto que sigues siendo el mismo gran jugador y que te queda mucho recorrido. Qué pena que no te hayamos podido seguir disfrutando de todo lo bueno que tienes. Juan Ignacio piensa igual, que conste. Carmona querido, Carmona insultado.
Apenas fue saltar Carlitos Carmona al campo ya se le veía con sus relumbronas botas amarillas. A él siempre le ha gustado llamar la atención por sus botas. En Cartagena las ha tenido de todos los colores y sólo él sabrá que hizo de aquellas en las que le pegó al balón para robarle a Fernando Martín, el central del Alcoyano, para hacerse aquel sprint de no sé cuantos metros y darle la pelota a Juan Pablo para que compartiera la gloria del ascenso. Porque así fue, la jugada del ascenso. Gracias a aquella hermosa y preciosa carrera este domingo estábamos allí, en Segunda y ante el Recre.
Pero no todo el mundo piensa igual. Carmona escuchó aplausos pero también insultos. Lo que ocurre es que, a los que chillan y protestan, se les escucha más que a los que reconocen en silencio la clase que atesora este ahora jugador recreativista que lo único que trata de hacer bien es su trabajo. Antes con el Cartagena y ahora con el ‘decano’.
Carmona hizo las delicias de mucho la tarde previa en el ‘Gómez Meseguer’, sobre todo con la chavalada. Y tras el partido pasó igual. Tuvo trato de ‘estrella’, especialmente cuando abandonaba los jugadores onubenses el pasillo del vestuario rumbo al autocar. Carmona lo tuvo difícil. Ahí recibió el cariño que no pudo disfrutar tras el ascenso. Se marchó tan rápido, denuncia bajo el brazo, que casi no dio tiempo a nada. Esta vez sí. Baste la prueba que tuvo que ir a ‘rescatarle’ algún que otro miembro de la Policía Nacional porque no le dejaban en paz con los caza-autógrafos. Carmona, os lo aseguró, firmaba tras el partido más que todos los que haya firmado juntos en Cartagena en los tres últimos años.
Pero no fueron todo dichas. Carlos se disculpaba ante Damián Medrano, colaborador de Onda Regional y también de este diario digital al parecer por un feo, un desplante, que el futbolista le hacía a Damián apenas acabar el partido. Un quítame-allá-ese-brazo sin más trascendencia, por lo que vimos después. Pero conste la queja del bueno de ‘Dami’.
Nos alegramos de verte Carlos. Hemos visto que sigues siendo el mismo gran jugador y que te queda mucho recorrido. Qué pena que no te hayamos podido seguir disfrutando de todo lo bueno que tienes. Juan Ignacio piensa igual, que conste. Carmona querido, Carmona insultado.
