13 de julio de 2014, 12:52
Once futbolistas dieron las primeras carreras de la temporada en el estadio Cartagonova, a las órdenes del preparador físico Miguel Cuesta, la colaboración de Yepes (preparador de porteros) y Simón Ruiz (segundo entrenador) y la supervisión desde la grada de lateral Rambla del uruguayo Julio César Ribas.
Las dos únicas ausencias fueron las de Diego Segura y Juan Carlos Ceballos. Estaban previstas. En el caso del sevillano Segura porque ha pasado del infinito al cero, de ser el mejor futbolista albinegro hace dos temporada a ser descartado por el uruguayo Ribas tras una más que mediocre campaña en la que Luis García Tevenet, el anterior entrenador, prácticamente lo mantuvo al margen del equipo por algún extraño motivo del que algunas vez nos enteraremos.
Ya se sabe que lo que hoy cuesta dinero mañana es gratis, dice el refrán.
El caso es que el sevillano ya está fuera del equipo a todos los efectos, a falta de desligarse y fichar por otro equipo. Diego Segura ya es historia en el Cartagena.
Juan Carlos Ceballos tampoco se personaría en el Estadio cartagenerista. Su fichaje se consumaba a últimas horas del sábado y apenas dispuso del tiempo necesario para preparar la maleta y despedirse de la familia. Lo normal es que mañana ya esté incorporado de plano a la disciplina cartagenerista y este martes le veamos correteando por las instalaciones de La Manga Club.
El resto de jugadores que se presentaron fueron los previstos: De la pasada temporada el meta
Limones, el defensa
Javier Tarantino y el medio centro y canterano
Sergio Jiménez, y como nuevos fichajes los defensas
Nacho Neira (Barakaldo) y
Germán (Lucena/Martos), los centrocampistas
Prosi (Guadalajara),
Ramón Arcas (Getafe B),
Chus Hevia (Marino Luanco),
Jorge Luque (Cádiz),
Migue García (Elche B).
A destacar la ausencia de delanteros mientras que el centro del campo parece casi terminado. La defensa todavía tendrá varios refuerzos así como la llegada de un portero, probablemente uruguayo, para hacer competencia con Limones.
Esta primera sesión fue a puerta cerrada y los medios gráficos apenas dispusieron de diez minutos para poder captar las primeras carreras antes de realizar una serie de pruebas que ya no se nos permitió ver, al llevarse a cabo en la zona de lateral Rambla, pero en los bajos de las gradas.
Una medida, la de cerrar las puertas, que no agradó en general, especialmente a algún que otro seguidor que no entendía “lo que tienen que esconder” y se quejaba amargamente de que “así no es forma de hacer afición”. Seguramente razón no le faltaba.
