Resulta innegable que en el Cartagena se han encendido todas las luces de alarma tras la pésima imagen de este domingo frente al Sevilla At. que deja a los albinegros en una delicada posición, a sólo 3 puntos del puesto de promoción por la permanencia y a 5 de los que conducirían directamente a Tercera División.
Es evidente que nadie quiere alarmarse en el club más de la cuenta pero es palmario que el equipo, lejos de responder, parece como muerto, un conjunto sin alma, sin garra, sin ganas, que no corre y que no lucha al menos lo que habría que luchar.
Tres puntos en estos casi dos meses es prácticamente nada y cualquier otro técnico del mundo habría dimitido o cesado o habría sido despedido a estas alturas. Pero Víctor aguanta por ser quien fue: uno de los mejores futbolistas que ha desfilado por Cartagena pero que, como técnico, aún no se ha ganado los galones suficientes para ser intocable y generar la confianza entre la afición.
