No había consuelo a la salida del Cerro del Espino para los cientos de aficionados cartageneristas que decidieron viajar hasta Madrid. El Cartagena ante todo, el Cartagena lo primero. Y así estaba siendo hasta que llegó ese gol traicionero en propia meta que para muchos veteranos recordaba el de Fiol en 1972 cuando otro Cartagena tenía en sus manos el ascenso a Segunda ante Osasuna.
Desolación de los seguidores albinegros en el Cerro del Espino/RAÚL VELASCO-SCT
La salida del recinto madrileño era todo un poema, sin una palabra, muchas caras largas
Lágrimas albinegras en Majadahonda/RAÚL VELASCO-SCT