Chus Hevia rompe la maldición de los empates (2-1)

FC Cartagena 2-1 RB Linense

FC Cartagena: Limones; Ceballos, Robusté, Tarantino, Germán; Arcas (66’ Luque), Sergio, Prosi, Carlos M. (66’ Gato); Hevia (88’ Abenza), Ribas.

RB Linense: Mateo; Manu, Guerra, Olmo, Javi Gallardo, Chico, José Ramón (84’ Migue Montes), Juampe (70’ Polaco), Canario (79’ Merino), Copi, Fall.

1-0, Prosi (19’); 1-1, Canario (36’); 2-1, Hevia (87’).

Bosch Domenech, del colegio valenciano. Amonestó a Robusté y Tarantino por los locales y a Copi y Juampe por los visitantes.

Alrededor de 3.000 espectadores en el Cartagonova.

Por CARLOS SÁNCHEZ

Fotos de RAÚL VELASCO

Por fin. Parecía imposible, pero llegó. Y llegó como tienen que llegar las cosas en el Cartagena, por el camino difícil, tortuoso, sufriendo hasta el final y más allá, sorteando obstáculos hasta encontrar la meta. A falta de tres minutos para el 90 fue cuando el cartagenerismo empezó a ver la figura de la victoria, tan deseada ya que parecía una utopía en las mentes de los aficionados. Explosión de júbilo al final, tres puntos y para casa. Algo que ya (casi) estaba olvidado.

En el inicio del partido, el Cartagena empezó con intensidad. Lo intentaba por un lado y por otro, con energía, tapando los ataques de una Balona que tenía la pelota pero no las ocasiones, que fueron locales. Carlos Martínez a punto estuvo de abrir la lata, pero no llegó al centro de Ribas desde la derecha por el canto de un duro. El que no perdonó fue Prosi. La asociación en tres cuartos de campo entre Hevia, Ribas y Prosi generó una autopista por la izquierda, que aprovechó Germán para poner un centro. El rechazo del defensor lo cazó el asturiano Prosi de media volea dentro del área para poner el 1-0 en el marcador a los 19 minutos de partido.

A partir de ahí, o el Cartagena renunció, o la Balona lo metió en su área, o un poco de cada cosa. Espoleados por el gol en contra, los visitantes asumieron el dominio casi total del balón, jugando en campo contrario y generando los espacios necesarios para crear peligro. Fall lo intentó con mucho peligro desde fuera del área, y Gallardo también, pero con menor puntería. Fueron los avisos de los linenses, y el que avisa no es traidor.

Casi por decantación, llegó el gol de la Balona. En una jugada dentro del área, Copi encontró a Canario libre de marca y batió de tiro cruzado a Limones. En los 9 minutos que transcurrieron desde ese momento hasta el descanso, la Balona tuvo el partido en su mano. Creó y generó ocasiones a su antojo, teniendo a los albinegros incapaces de cerrar cuantos agujeros salían. Fue el momento de matar el partido. Pero…

Tras el descanso, se firmó el armisticio. Los diez primeros minutos de la segunda mitad mantuvieron un punto por debajo la intensidad de la primera. Y, a partir de ahí, los linenses se conformaron. Ese fue el gran acierto del Cartagena, mantener la fe hasta el final. Los cambios realizados en los visitantes fueron una renuncia expresa a ir a por el partido, siendo todos ellos tremendamente defensivos. Polaco y Merino, dos defensas que actuaron de centrocampistas, entraron, y solo el cambio de Migue Montes metió algo de mordiente en punta. Pero ya era tarde.

El Cartagena había encontrado en Hevia su hombre talismán. Cualquier jugada de peligro pasaba por sus botas. Mediada la segunda parte lo intentó desde lejos tras una gran jugada personal, y encontró el premio a falta de tres minutos para el 90. Luque le mandó un medido pase a Gato, cuyo centro lo dejó Ribas para que fusilara Hevia. Gol. Júbilo. Alegría por doquier. Estaba demasiado cerca lo que durante tanto tiempo estuvo tan lejos.

Los cinco minutos de añadido fueron un castigo excesivo, pero se gestionaron bien. Apenas hubo sustos en ese tiempo suplementario. Así que los tres puntos, y el alivio, se quedaron en Cartagena.