jueves. 28.03.2024
La afición del Cartagena se enfadó, y mucho, tras este nuevo empate, el décimo en el casillero cartagenerista. Pero lo que más llamó la atención fue el lamor generalizado que se escuchaba en toda la grada: "¡¡Un entrenador ya!!”
 
Este décimo empate cartagenerista supone el sexto delante de sus aficionados. Y claro, se entiende que empiecen a desesperarse. Lo peor no fue el empate en sí sino la poca claridad en las ideas de los que estaban en el banquillo. Esa fue la sensación que se transmitía al ver el cambio de un lesionado Sergio Jiménez por Neira y el más sorprendente aún del Chus Hevia por Samu.
 
A una inmensa mayoría de la afición lo que le quedó fue que se cambiaba a un delantero que no estaba siendo de los peores por un defensa. Eso fue lo que quedó. Defensa por delantero tuvo sus consecuencias porque, al final, el Cartagena acabaría jugando en su propio campo mientras Pallarés se quedaba en el banquillo y mientras Seba Ribas seguía sin dar una a derechas, limitándose a ceder el balón al compañero que le venía de cara una vez y otra y otra más. Así hasta que en la última cesión de esas características la afición se hartó y empezó a silbarle.
 
Porque al final el público es el soberano. Siempre se ha dicho que el que paga manda. Y eso parece ocurrir ahora con este Cartagena que, ciertamente, necesita un entrenador ¡YA¡ y por la vía rápida, además. "Lo único que van a conseguir es que no vuelva más" decía uno de los muchos aficionados que abandonaban el estadio con un enfado supino después de empatar ante un Córdoba B que solamente había sido capaz de  sacar 3 puntos de 18 posibles fuera de casa.

Clamor en la grada: “Hace falta un entrenador ¡ya!”
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