25 de septiembre de 2010, 2:00
Quien diga que le gustó el partido que levante la mano. Fue horroroso porque el Cartagena, por mucha misa que diga Juan Ignacio Martínez, para nada jugó bien y, con todo, tuvo ocasiones para haber ganado.
Si en algo ganó con claridad el Córdoba fue al juego sucio, teatro y marrullerías varias. Hizo 17 faltas, 7 de ellas antes del descanso. Sus jugadores tuvieron que ser asistidos hasta en cinco ocasiones, todas ellas alrededor del minuto excepto una vez en el segundo tiempo que el juego llegó a estar detenido casi en 3 minutos.
El Córdoba también lanzó más córner que los blanquinegros, que sólo ejecutó dos, uno en cada mitad por los cinco de los andaluces, de los que cuatro fueron antes del descanso. En fueras de juego hubo paridad, con 2 para los cartageneristas (1 y 1) por sólo 1 del Córdoba en la segunda parte. Y en disparos a puerta, empate con tres para cada equipo pero mientras el cuadro andaluz marcó dos veces los cartageneristas lo hacían en una y estrellaban la pelota dos veces en la madera. Podría decirse que, por chiripa, no se ganó.
Si en algo ganó con claridad el Córdoba fue al juego sucio, teatro y marrullerías varias. Hizo 17 faltas, 7 de ellas antes del descanso. Sus jugadores tuvieron que ser asistidos hasta en cinco ocasiones, todas ellas alrededor del minuto excepto una vez en el segundo tiempo que el juego llegó a estar detenido casi en 3 minutos.
El Córdoba también lanzó más córner que los blanquinegros, que sólo ejecutó dos, uno en cada mitad por los cinco de los andaluces, de los que cuatro fueron antes del descanso. En fueras de juego hubo paridad, con 2 para los cartageneristas (1 y 1) por sólo 1 del Córdoba en la segunda parte. Y en disparos a puerta, empate con tres para cada equipo pero mientras el cuadro andaluz marcó dos veces los cartageneristas lo hacían en una y estrellaban la pelota dos veces en la madera. Podría decirse que, por chiripa, no se ganó.
