EL OTRO PARTIDO

CRÓNICA DE UN ATRACO ANUNCIADO

La calurosa tarde transcurría en los alrededores del Cartagonova ajena a los hechos posteriores. El implacable sol casi veraniego caía indefectiblemente sobre el estadio, obligando a los aficionados a buscar refugio en las zonas de sombra o al borde de un vaso de cerveza. El ambiente previo oscilaba entre lo...
La calurosa tarde transcurría en los alrededores del Cartagonova ajena a los hechos posteriores. El implacable sol casi veraniego caía indefectiblemente sobre el estadio, obligando a los aficionados a buscar refugio en las zonas de sombra o al borde de un vaso de cerveza. El ambiente previo oscilaba entre lo eufórico y lo festivo, pensando más en un teórico ascenso que en lo que ocurriría un par de horas después. Efectos del alcohol.

La primera noticia de la tarde fue la titularidad del “Lobo” Vigil. Me sorprende la fe ciega que se le tiene a este futbolista. Ojo, no digo que no dé el nivel ni nada parecido, solamente que pertenece a esa clase de futbolista con el que la gente se siente identificada y al que, prácticamente haga lo que haga, se le aplaude todo. Tenía hoy su oportunidad y mostró lo que es: un jugador todo corazón y fuerza, pero que no es ningún dechado de técnica individual. En estas andaba yo cuando, de repente, apareció cual pistolero forajido aquel que estaba llamado a impartir justicia.

El arbitraje de hoy ha sido tendencioso, capcioso, insidioso. Teixeira Vitienes nos ha deleitado con un exquisito concierto de pito, siempre decantando la balanza hacia el lado visitante. No ha sido un error gordo, que puede ser comprensible, han sido pequeños detalles que siempre favorecían al Levante, minando la moral de los jugadores albinegros, que acababan ahogados en angustias y protestas. Era como el mosquito que acaba estampándose en el parabrisas del camión que rueda en la autopista. La expulsión, aparte de llegar en un momento clave, fue a un jugador clave, a Txiki, que estaba ofreciendo salida constante en ataque por banda derecha.

Luego, el desmoronamiento. Los goles se precipitaban inexorablemente, agigantando el estado de shock reinante en el Cartagonova, demasiado rápido como para digerirlos adecuadamente. Al final, una brizna de esperanza volvía a surgir en los últimos minutos, tras el 3-5, pero era demasiado tarde. El hombre que hoy vestía de amarillo ya había disparado, y tenía sus pistolas aún humeantes. No quiero creer en la mala fe, pero por lo que ha ocurrido hoy cualquiera diría que todo estaba premeditado al detalle, anunciado.

PD.: No quiero dejar pasar la oportunidad de comentar la vergonzosa actuación del portero visitante, Manuel Reina, sobre todo tras el gol del 3-5. Me parece lamentable la manera en la que se tiró a por el balón para evitar el saque rápido, muy alejada de cualquier código ético sobre el juego limpio o el deporte más puro. Me hace pensar en la manera en la que este bello juego se ha corrompido. Ahora mismo, es imprescindible manejar ese “otro fútbol” del que hablaba Camacho para conseguir cualquier éxito. Deplorable pero cierto.