Pues sí, la verdad es que con bocadillos así da gusto ir al fútbol. Al Cartagonova, como es el caso, o a dónde sea. Pero ahí los tenéis, felices y contentos aderezados con la sal y la pimienta que siempre suponen los goles, cuatro esta vez.
Ni es la primera vez que vemos estos bocatas tan descomunales ni, conociendo un poco el percal, será la última. Si lo queréis probar solo tenéis que poneros cerca de nuestros amigos y seguro que pillaréis algo. Porque otra cosa no, pero pinta de estar requetebueno vaya que sí la tiene.