sábado. 20.04.2024

Presencié, ayer, el partido desde este “Rincón para doce”, con un frío de nevazo y cuchillada, un paisaje de escarcha y plomo, con aristas de vientos esquineros y traidores, y con cellisca ventisquera de copos tiritones que me recordaba ese frío de pobres y rescataba la evocación de una época de sabañones fogones y braseros.

Por eso se me hizo antipática esta punzada de las dos estalactitas de hielo que nos clavaron los dos estiletes del buen equipo Herculano, venidos del Este y acostumbrados en esos países gélidos a estos avatares.

Al comienzo, y durante casi todo el primer tiempo, el frío apenas fue un incidente menor, un contratiempo intrascendente ya que estaba perfectamente pertrechado frente al hogar con esos troncos de encina ardiendo y que alegraban, con candela, esa esperanza de no saltar del tercer puesto de la clasificación.

Total, que pasaba el tiempo, se hacían, casi las dos, y aquello no se aclaraba.

En ese momento comenzó a tornarse literario lo que hasta entonces hubiera pasado por simplemente periodístico. Llevaba dos horas largas sentado y seguía allí atrapado por el sentimiento, ya en el cuarto puesto de la clasificación, sin saber por cuánto tiempo, aunque supongo y deseo que no por mucho, porque, hombre, a estas alturas de competición ya se vislumbra que los lóbregos cierzos castellanos darán paso a los calidos vientos del sureste y, si puede ser Leveche, mejor.

Estoy congelado, en el ánimo, pero, la primavera está despertando.

Dos estalactitas de hielo
El usuario es responsable de sus comentarios. Se compromete a que no difamen, insulten, contengan información falsa, abusiva, pornográfica, amenazadora, que dañe la imagen de terceras personas o que infrinja alguna ley.
Sportcartagena se reserva el derecho de eliminar los comentarios que considere inadecuados.
Comentarios