4 de mayo de 2014, 23:30
Costó. Costó mucho, la verdad. Y hubo mucho sufrimiento en la grada porque los cincuenta y tantos seguidores albinegros que viajaron en autobús hasta Algeciras no terminaban de ver clara la victoria cartagenera.
No la vieron clara hasta que llegó menudo e hizo grande a su equipo con ese tanto en el 93 que era tanto como poner el sello en el pasaporte que andaba buscando el Cartagena.
Por eso los aficionados cartageneristas disfrutaron, especialmente, a la vuelta. Los 600 kilómetros parecieron menos.