5 de julio de 2009, 2:00
Este gallego brujo, capaz de generar leales y detractores casi por igual, acaba de terminar un viejo sueño: realizar en su totalidad el Camino de Santiago. Fabri llegó hace unos días como peregrino a la catedral del Apóstol, en Santiago de Compostela, después de recorrer más de 800 kilómetros.
Una de sus viejos objetivos era realizar el Camino de Santiago completo, desde San Juan de Pie de Port (Francia) a Santiago. A razón de unos 25 kilómetros diarios de promedio en donde no faltaron ni el cansancio ni las ampollas en los pies, Fabriciano ha cumplido con la promesa que se hizo así mismo cuando llegó a Cartagena. Si hay ascenso haré el Camino, se dijo para sí mismo. Solamente sus familiares y su entorno más cercano estaban al tanto de sus deseos. Y aunque finalmente no fue él quien llevó al equipo blanquinegro hasta Segunda A si se considera parte importante. Él diseñó el proyecto y él disfrutó de 'su' ascenso de esta manera, caminando en solitario como peregrino.
En esa larga andadura cuenta que conoció a varios cartageneros, seguidores del Efesé, con los que anduvo caminando durante alguna que otra etapa. Se hizo fotos con ellos, les explicó las causas de su despido, y acabó como amigo después de tantas confesiones. Fabri no tiene término medio, o se le quiere o se le critica. Pero es único.
Una de sus viejos objetivos era realizar el Camino de Santiago completo, desde San Juan de Pie de Port (Francia) a Santiago. A razón de unos 25 kilómetros diarios de promedio en donde no faltaron ni el cansancio ni las ampollas en los pies, Fabriciano ha cumplido con la promesa que se hizo así mismo cuando llegó a Cartagena. Si hay ascenso haré el Camino, se dijo para sí mismo. Solamente sus familiares y su entorno más cercano estaban al tanto de sus deseos. Y aunque finalmente no fue él quien llevó al equipo blanquinegro hasta Segunda A si se considera parte importante. Él diseñó el proyecto y él disfrutó de 'su' ascenso de esta manera, caminando en solitario como peregrino.
En esa larga andadura cuenta que conoció a varios cartageneros, seguidores del Efesé, con los que anduvo caminando durante alguna que otra etapa. Se hizo fotos con ellos, les explicó las causas de su despido, y acabó como amigo después de tantas confesiones. Fabri no tiene término medio, o se le quiere o se le critica. Pero es único.
