Así fue expulsado uno de los recogepelotas más veteranos del conjunto albinegro, Gonzalo Montoya, minutos antes de que se iniciara el encuentro de la Copa del Rey entre el Efesé y el Villarreal del pasado martes. ¿El motivo? La acusación, fundada, de lo que sucedió al término del encuentro del pasado 17 de diciembre entre el Cartagena y el Racing de Santander (0-3) y en el que el penoso arbitraje de Guzmán Mansilla desquició a propios y extraños, con una actuación impropia de un colegiado de Segunda División.
De hecho, y en el acta del partido, el árbitro reflejó que “una persona que portaba un chaleco negro se dirigió a nosotros en los siguientes términos “eres un caradura; sinvergüenza”. En el FC Cartagena, sin hacerlo oficial y sin querer desvelar el nombre de esta persona, todos sabían de quien se trataba; eso sí, sin mencionar a otros recogepelotas que durante el partido se dedicaron a insultar, a faltar al respeto e, incluso, a amenazar al colegiado.
SPORTCARTAGENA, en una entrevista en exclusiva, ha conseguido hablar con el recogepelotas expulsado del club: Gonzalo Montoya. “No me voy a esconder de nadie y no voy a negar que la persona que se dirigió al árbitro después del partido fui yo. Pero que quede claro que nunca, nunca jamás, me acerqué a él; solo le dije que había hecho un arbitraje penoso y que era un caradura. Otros... y no voy a decir nombres, sí que le dijeron auténticas barbaridades dentro del túnel de vestuarios, pero al final, el que lo ha pagado todo, y de manera injusta, he sido yo”.
Montoya, quien llevaba seis años como recogepelotas del FC Cartagena, admitía sentirse “humillado y avergonzado” por lo acontecido antes del encuentro ante el Villarreal. “Si tenían que hablar conmigo para decirme que no volviera al Cartagonova podrían haberlo hecho mucho antes, pero han jugado conmigo; me permitieron volver al estadio en el partido con el Villarreal, me dieron el peto de recogepelotas, salté al campo para poner con mis compañeros la publicidad en el centro, y cuando me dirigía a mi puesto habitual me aparece el jefe de seguridad del Cartagena junto a dos policías y delante de todo el mundo me piden que me quite el peto y que me expulsan del Estadio. Me sentí humillado; avergonzado y en ridículo. Y no solo por mí, sino también por mis dos hijos, que también estaban de recogepelotas en el campo. Fue vergonzoso”.
Independiente de esta circunstancia, Gonzalo Montoya manifestaba a SPORTCARTAGENA que las condiciones de los recogepelotas del Club son, cuanto menos, lamentables. “Cuando el equipo estaba en Segunda B jugábamos los domingos por la tarde y nos daban unos bocadillos; ahora que el equipo está en Segunda División ¿sabes lo que nos dan a los recogepelotas? Un botellín de agua natural para todo el partido. Ni bocadillos, ni un mal trozo de pan. Y todo eso sin contar que jamás, al menos en los seis años que llevo como recogepelotas, han tenido el detalle de regalarnos una camiseta, una sudadera, un pantalón… nada, absolutamente nada. Este es el club 'señor' de la ciudad”.
Para colmo, y en palabras de Montoya, las amenazas a los recogepelotas son constantes. “Y te digo palabras textuales porque nos lo recordaban continuamente; que aquel recogepelotas que pida una camiseta a algún jugador quedaba expulsado del club. ¿Pero expulsado de qué? Si no cobramos un céntimo; que vamos al Estadio porque nos gusta el fútbol; porque sí que es verdad que entramos gratis pero los días de lluvia ahí estamos; los días de frío, también; cuando hace calor, también… a mí me han llegado a pedir que buscara recogepelotas para partidos del Cartagena a puerta cerrada que no sabía nadie en pleno verano, con cuarenta grados al sol, y todo a cambio de unas botellas de agua”.
