Daba la impresión, al escuchar el ruido que producen todas las atracciones a la vez que hay instaladas en la explanada del estadio Cartagonova, que hemos vuelto (casi) a la normalidad. Entre el ruido de las atracciones de los feriantes y el sonido que salía desde dentro del estadio Cartagonova la imagen que nos dejaba este sábado era la de un día cualquiera de partido en una temporada cualquiera.
Solo faltaban al fondo el campamento festero que en este año llamado de la esperanza se van a distribuir por distinto bares de la ciudad.
Pero daba gusto ver la imagen que nos recordaba a muchos a otros años cercanos donde estábamos muy lejos de imaginar lo que estaba por llegar y que poco a poco, aunque sea lentamente, pero parece ir en disminución.