Su fichaje fue un movimiento que despertaba el interés del fútbol español, en especial en el seno del Athletic Club, al que tantas veces se vinculo el nombre del delantero riojano desde que saliera rumbo a Turín en 2013. Meses después de su llegada a Ipurúa, lo cierto es que Llorente vive una delicada situación como armero.
El ex del Athletic llevaba varios meses como agente libre, y tras su fichaje por el Eibar, iba entrando poco a poco en los planes de Gaizka Garitano a medida que ha ido cogiendo la forma. Hasta la fecha, antes de visitar Cartagena, sumaba una cifra escuálida, casi ridícula para todo un campeón del mundo como él: 210 minutos repartidos en ocho partidos de LaLiga SmartBank y otros de Copa del Rey, uno de ellos ante el Gernika, el único en el que ha sido titular. Sin embargo, no ha sido capaz de estrenar su casillero por ahora.
No está siendo fácil para Llorente, que además tuvo que superar el Covid a mediado el mes de diciembre. Desde entonces solo ha tenido minutos en tres partidos, a los que hay que sumar los 90 minutos que disputó en el amistoso ante el Real Unión de Irún, la última vez que se vistió de corto. Fue el 14 de enero. Después, el Eibar se ha impuesto al Almería, el Huesca y el Sporting de Gijón. Tres rivales de peso ante los que no gozó de ni un solo minuto.
Recientemente, Llorente reconoció que el hecho de haber estado parado cinco meses no fue una experiencia "fácil" para él y le hizo "bastante daño", algo que le está pesando sobremanera a la hora de contar para Garitano. "Al final es a lo que estamos acostumbrados desde niños y no es fácil cuando te vas acercando a la recta final de tu carrera. La verdad es que llegas a pensar qué vas a hacer después de que se acabe el fútbol", explicó el campeón del mundo con España en 2010.
Esta goleada en Cartagena seguro que va a ser un motivo más de dolor dentro de la buena campaña que lleva su equipo.
