23 de agosto de 2011, 15:49
Ni hay ni se vislumbran soluciones a corto plazo en el fútbol español. Muchas horas de reuniones entre ambas partes sólo sirven, de momento, para complicar más aún una situación ya enrevesada, que lleva camino de enmarañarse mucho más. La avaricia rompe el saco y la LFP y por consiguiente muchos de sus clubes afiliados están acercando al fútbol patrio a un abismo impensable hasta hece bien poco. Esperpéntico se mire por dónde se mire.
Ni la LFP tiene en sus filas a los mejores ni en la AFE están los listos más listos. Y por asi era poco surge una confrontación de ideas que sólo empeoran la situación. Al paso que llevamos es probable que no veamos rodar el balón en mucho tiempo sencillamente porque ellos, todos lo quieren. Primero con el lio de las televisiones, ahora con las radios y dentro de poco sólo Dios y ellos sabrán lo que se les ocurre.
El Cartagena, alineado en la fila de los que proclaman el dame pan y dime tonto, ni sienten ni padecen. En otros tiempos se luchaba desde aquí por la gente que lucha por las cosas de aquí. Hoy lo único que inmporta es recaudar. Ahora se emparan en la LFP, ese bodrio de organización que chupa y chupa del fútbol hasta que la teta se acabe. Recaudar cuanto más mejor, da igual como llegue y a costa de lo que llegue, aunque sea de las emisoras locales o regionales o incluso nacionales, las mismas que han llevado los sonidos de tantos goles y de tantas y tantas victorias. Ya no importa nada. Y mientras el aficionado venga a soltar pasta, a 450 euros por butaca en tribuna.
El día que se den cuenta en la sangría que están convirtiendo al fútbol español ya puede ser demasiado tarde. Nosotros creemos que el balompié patrio se muere, que la LFP es un cáncer que no vale sino para poner problemas por doquier y que la AFE es incapaz de luchar por otra cosa que sean sus propios intereses. Lio hay. Y gordo.
A este paso llegará el día del juicio final y estaremos discutiendo si son galgos o son podencos mientras el fútbol se nos muere. Se nos desangra poco a poco sin que nadie haga nada por evitarlo.
