16 de junio de 2014, 20:11
Todos estamos de acuerdo en que el fichaje de Ribas ha sorprendido. Ni el más avezado periodista de los que seguimos a diario la actualidad albinegra ha tenido una sola pista para sospechar de este fichaje del ‘
Gladiador’, apodo con el que se le conoce porque, cuentan, hace de sus futbolistas unos ‘guerreros’.
Julio César Ribas tiene fama de trabajar con la cantera. No es de los que lo dicen sino que lo hacen. Así lo ha hecho allá dónde estuvo. Lo hizo en el Mundial de juveniles disputado en Venezia hace unos años, logrando que ocho jugadores de aquel equipo que dirigía se quedasen en Italia, dónde por cierto su hijo
Sebastián está fichado por el Génova, con el que tiene un contrato de cinco temporadas aunque ahora está cedido en otro equipo francés.
En 2009 se fue a la aventura de Omán y hasta allá se llevó como ayudantes a los técnicos más avezados del fútbol charrúa. Su fichaje ha sorprendido tanto en su país como en Cartagena. En Uruguay tiene muy buena fama y no le faltan equipos para entrenar, otra cosa es lo que sea capaz de realizar en Cartagena pero todos los datos coinciden en que se trata de un gran fichaje.
Lo que más me llama la atención es lo que dice uno de los ex compañeros que tuvo, como futbolista, en el Nacional de Montevideo al que hemos localizado en Valencia, dónde reside. “Si Julio César va al Cartagena es porque busca la gloria, no los euros” dice su antiguo compañero que, por cierto, conoce también a los actuales dirigentes cartageneristas incluyendo a
Florentino Manzano.
Y si tenemos en cuenta que El Gladiador, apodo con el que se le conoce, cobraba en Omán un millón y medio de dólares por ser el seleccionador nacional, que ha desfilado por equipos tan históricos a nivel mundial como el Peñarol de Montevideo, incluso que su hijo tiene una ficha que ronda el millón y medio de dólares en el Génova difícil resulta creer que venga hasta Cartagena buscando otra cosa que no sea la gloria y la satisfacción darse a conocer en España. Luis García Tevenet no cobraba más de 25.000 euros y, francamente, no creo que a Ribas le vayan a pagar mucho más.
Antepone la gloria al euro, a los dólares que ya ha ganado en otras partes, una apuesta personal que, seguramente, se la podrá permitir.
