Goiría fue despedido del Cartagonova con más pitos que aplausos

La actuación de Goiría con la elástica del Girona pasó más bien desapercibida en Cartagena. Su regreso al que fuera su estadio durante temporada y media tuvo más tonos grises que otra cosa ya que nunca dio sensación de peligro y ni siquiera llegó a ensayar algún disparo a puerta, a pesar de jugar como segundo delantero por detrás de Jandro.

El temor que anidaba en muchos aficionados cartageneristas que Goiría marcase para consumar una venganza deportiva pronto se disepó cuando se vió lo agazapado que jugaba el delantero vasco, quien en los días previos al choque ya había advertido que si marcaba seguro que lo celebraría.

Goiría, en los prolegómenos, sí que se abrazó con todos y cada uno de los futbolistas del Cartagena, especialmente con su capitán, Mariano Sánchez, con quien le unía una buena relación.

Su entrenador, Uribe, lo reemplazó por Saizar en el minuto 72 y la afición cartagenerista, cuando se apercibió de ello, le tributó una sonora pitada que, conforme se iba retirando el vasco se iba convirtiendo en aplausos, a los que Goiría respondió a su vez