11 de febrero de 2016, 8:09
GUILLERMO JIMÉNEZ
Del eslogan 'todos con el FC Cartagena' parece que se puede pasar a un "todos contra el FC Cartagena', entre ellos su 'hermano' el Cartagena Efesé patentado por José Gómez Meseguer al que por la informalidad y mala gestión de 'El Paloma' y sus adláteres adeudan dinero por el uso de las instalaciones futbolísticas del Polígono Cabezo Beaza para entrenamientos en varias campañas.
El Cartagena Efesé "se conforma" con 60.000 euros y además da facilidades para el pago y solo de esa manera firmaría su adhesión al convenio de acreedores del FC Cartagena y todos tan felices hasta comer perdices.
La propuesta de pagos en la Junta de Accionistas del lunes 22 de febrero está en juego. Y acechando legítimamente se encuentran Sofinvest, la sociedad de Sergio Sofía, Daniel Golpe y Julio César Ribas. El primero de los cuales es desconocido física y químicamente en Cartagena pero de alguna manera 'ayudaron' a Sporto en su momento.
Esta sociedad, por medio de su representante legal Daniel Golpe, ha dejado muy clara su negativa. No y no a la oferta del FC Cartagena salvo que paguen a tocateja el 20%, que es lo que quieren en el Polígono además de dos talones conformados, uno para agosto y otro para septiembre, por la misma cantidad. O se hace así o no hay trato, han dicho con claridad.
Ahí está, en efecto, la amenaza legal de la sociedad Sofinvest en la que figura encuadrado Julio César Ribas, entrenador uruguayo con entorchado internacional que quiso trabajar de manera furtiva (presuntamente) en el equipo de Cartagena como turista y le salió rana como no podía ser de otra manera.
Planteada una lucha fratricida por la mala gestión en su día de Paco Gómez y sus adláteres
El 22-F está a la vuelta de la esquina y los dirigentes del FC Cartagena, que han sido y son transparentes y buenísimos en la gestión del marketing y en la localización de recursos económicos para su sociedad, avalada por cerca de 6.000 aficionados abonados y por un sentimiento casi generalizado en la ciudad -que es más importante, si cabe-, fallan como escopeta de caña al no dar cuenta institucionalmente de la situación, como si la masa seguidora del club no fuese adulta en su mayoría y le importase un bledo lo que ocurre. Nadie se va asustar a estas alturas por la convocatoria de una de tantas ruedas de prensa centrada por desgranar, disipar dudas y proclamar a los cuatro vientos lo que sucede y puede suceder en una situación que evidentemente puede preocupar pero que puede y debe tener solución.
Lo que dice Belmonte a La Verdad lo puede suscribir cualquiera con sentido común: "No tengo potestad para cerrar acuerdo extrajudiciales". Pero tampoco hay que pasar de puntillas por el tema o dar sensación de que es un asunto tabú que solo sale excepcionalmente a la luz con el habilidoso uso del sacacorchos del periodista. Al final todo se sabrá, claro, y lo normal es que haya remedio pero habrá que ir sincronizando los pasos y darlos a conocer. Tampoco es eso de que a todos nos los den en bandeja pero el abordar con sinceridad y de cara a la población las situaciones no está de más. De momento es algo que está de menos en un club que de momento trabaja bien o esa sensación da.
En el FC Cartagena fallan como escopeta de caña al no dar cuenta institucionalmente de la situación
Se plantea la batalla fratricida en los despachos entre dos entidades queridas: el de la marca oficial Efesé, que es el del club del Polígono Beaza, 'el auténtico' que bajó por insolvente en la década de los 90 a los sótanos del fútbol y que hoy se apoya en un fuerte negocio en el ámbito del fútbol base. Y debe cobrar lo que se le debe y que tantas veces prometieron pagar -y lo incumplieron- en el FC Cartagena de Paco Gómez y después de Sporto. A Belmonte le llega todo esto de rebote, como una resaca.
Evidentemente el Efesé de siempre quedaría muy mal si -sin querer- si empujase al Cartagena del submarino en el escudo a la desaparición por no percibir lo que se le debe. No creo se llegue a este extremo pero podría suceder y caería todo el actual tinglado que mira al futuro con un proyecto racional y coherente como nunca se ha conocido. Está intermediando el Ayuntamiento y ya se verá en lo que queda el tema.
Es un asunto vidrioso pero no tanto para esperar trágicamente lo peor.
