viernes. 19.04.2024
En modo alguno el Hércules podía perder ese encuentro y, dicho y hecho, se registró empate a uno. El Cartagena de Felipe Mesones, con un extraordinario equipo, intentó hacer un partido fantástico pero el árbitro no lo dejó literalmente. Fue lo más cercano a la premeditación, fue el mayor descaro de todos los descaros que se han visto en un arbitraje de fútbol en Cartagena en medio siglo.

Herencia Jurado pasó a la historia y los aficionados alicantinos y cartageneros que peinan canas, sexagenarios hoy, lo recuerdan y lo comentan desde la perspectiva de una historia que no debe enturbiar las normales buenas relaciones futbolísticas entre Cartagena y Alicante, que no han sido las mejores por desgracia.

Así que para los cartageneros el hecho de nombrarle a Herencia Jurado es como nombrarle el demonio con cuernos, rabo y tenedor, por decirlo coloquialmente.

En defensa de Herencia Jurado -si es que tuvo defensa en su tiempo- se puede decir que personas metidas en su día en la investigación llegaron al convencimiento de que aquel señor árbitro sevillano no se vendió al mejor postor por un plato de lentejas, ni por un Mercedes o un apartamento en San Juan, ni por consignas 'de arriba', ni por dinero como seguramente hicieran otras personas del fútbol de la misma época, sino que torció a favor del rival del Cartagena en aquel mes de junio, hace ya más de 40 años, por un favor de índole personal que no vamos a contar aquí.

Aquel suceso podría ser contado por supervivientes de las peñas de los equipos, por parte del Hércules, las peñas de Las Banderas, Los Gorilas o la Peña Herculana, que eran muy fieles y seguían a los albiazules por toda España, cuando ellos tenían el campo de La Viña, y por parte albinegra funcionaban, la Cartagenerista, como peña comandada por Paco Hernández ‘El Macho’ o la Peña Anvipa. Entonces se vivía con mucha pasión el fútbol, tal vez con excesiva pasión en la España Cañí. Hoy es otra cosa, mucho más sofisticada; antes los ‘grises’ la Policía Armada, tenía que encargarse de todo; hoy hay otros medios de seguridad, mayores en número y más preparados, y existe una Comisión contra la Violencia que receta semanalmente sanciones de 4.000 o más euros al que se salga del tiesto en un estadio, por una estricta Ley que entonces no existía.

De una cosa estamos seguros: si el famoso Herencia Jurado levantara la cabeza, le gustaría estar en el palco este domingo en un rincón para presenciar la versión del no va más de un Cartagena-Hércules. Porque va a ser un espectáculo de categoría y de los que pasan a la historia.

Si Herencia Jurado estuviese este domingo 6 de junio en el palco del estadio Cartagonova, los cientos de aficionados albinegros supervivientes de sus tropelías aquella tarde en el Almarjal se olvidarían de Delibasic y sus incendiarias declaraciones y centrarían sus atenciones en aquel árbitro sevillano, empleado aeroportuario, muy buen padre de familia que, como tal, hizo aquel día, vestido de negro, lo que tenía que hacer.

Dicho lo escrito, que este domingo haya paz en el Cartagonova y que gane el mejor, sin necesidad de colaboración arbitral. Suerte para Miranda, el colegiado de turno.

Si Herencia Jurado levantara la cabeza…
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