6 de diciembre de 2009, 1:00
La tercera plaza la tiene ya el Cartagena en sus manos, si empata o pierde hoy el Betis en campo murcianista. Pero conviene profundizar más en la realidad que agarrarse a los cálculos y a los sueños. Interesa dejar en la orilla las posibilidades sobre el papel y centrarse en lo vulnerable que es cualquier equipo cuando de la mar gruesa, en el océano, se pasa a soportar un tifón que hace que el buque se convierta en un cascarón.
El Cartagena que perdió en Soria y que la mayoría vimos por La 7RM, no fue el Cartagena tipo. La derrota se lamenta pero mucho más las circunstancias que empujaron a ese resultado. Otra vez los problemas arreciaron y el equipo de Juan Ignacio demostró que no es irrompible y que sus jugadores son de carne y hueso. El conjunto se tambaleó. La defensa no fue la defensa de siempre; el centro del campo no funcionó como nos tenía acostumbrados, arrastrado por las circunstancias, y el ataque hizo lo que pudo pero tampoco fabricó demasiado daño en el área del vasco Iñaki Lafuente.
La recomposición de líneas, la salida de la normalidad, la rotura del automatismo, las ausencias clave, el escalón que existe entre jugadores que son titulares y los que aguardan la llegada de la titularidad es algo que se advierte en cualquier equipo y el Cartagena no es una excepción.
La ausencia de Cygan, lesionado a los 4 minutos se notó y automáticamente elevó a internacional a Íñigo Vélez, el delantero vitoriano, de 2 centímetros más de altura que Cygan. Claro que se notó la ausencia del francés, tanto se advirtió que su sustituto tuvo la desgracia de pifiar a las primeras de cambio y permitir que Iñígo Vélez pudiera disparar con relativa comodidad o al menos sin oposición. Le salió al delantero numantino un gran tiro pero no debió hacerse con ese balón tan diáfano para el golpeo en rosca y llevar la pelota a la red de Castilla.
Mariano Sánchez, uno de los habituales pilares, tuvo que apoyar ayer a la línea de defensa, de lo que se resintió el centro del campo, en el que el pinatarense sabe maniobrar en una de sus mejores campañas.
Nos metemos en el resto de los jugadores y es de suponer que la baja de Cygan sobre la marcha y sin avisar tendría repercusión psicolólgica. El Cartagena se quedaba sin su Mariscal. Es como si a un Mercedes le quitasen una rueda en la autopista. Batacazo casi seguro.
Hubo jugadores desaparecidos. Un ejemplo: Quique de Lucas.
LOS DESAJUSTES
Está claro que hubo desajustes y además se contó con un rival fuerte y recio, de jugadores corpulentos que supieron manejar el partido y aprovecharse de todas las circunstancias adversas que atacaban al líder del grupo, que cayó destronado hasta hacer normal y aun corto el marcador de 2-1.
Aun así el fútbol es tan puñetero que no sabem,os lo que habría sucedido con diez minutos más de margen. Con todo lo flojeras que estuvo ayer el Cartagena, quién sabe si se habría llegado al 2-2. Pero el tiempo que faltaba lo manejó mejor el Numancia, incluso provocando saques de esquina ralentizados en el área cartagenerista.
La afición blanquinegra no está desengañada ni desencantada. La afición que viajó a Soria y la que se quedó en casa sabe, porque lo está comprobando, que el equipo partió como un cohete en la Liga y que se desenvolvió así con un equipo base que halló la compenetración y se adaptó rápidamente a un sistema que le ha ido de maravilla. Pero no estaba suficientemente preparado para las guerras colaterales que también influyen en los resultados.
MAL FARIO
Las bajas por los imponderables van minando y hacen a veces que los rendimientos bajen. Ningún equipo está exento de esta situación. El Cartagena lo ha acusado en Soria pero no quiere decir que en adelante vaya a ser la tónica. El mal fario no es permanente. Ahí debe estar la suerte del Cartagena, más necesitado que nunca del apoyo de su afición, de la de antes (2.000 personas) y de la de ahora (más de 10.000).
Con todo el muestrario de imponderables acumulados en los últimos días, venciendo el domingo en el matinal al Salamanca se romperá ese mal regusto que ha dejado a todos ya no el 2-1 en Soria sino la imagen en declive de un equipo que ha llegado a entusiasmar en el primer tercio de la Liga.
ALGO MAS QUE UN INTERIOR IZQUIERDA EN EL MERCADO DE INVIERNO
Vienen tiempos complicados. Pero no son tiempos imposibles para un Cartagena que tiene que trabajar más a todos los niveles. Hasta buscando, ahora más que nunca, en el mercado de invierno para que su plantilla, que es buena pero corta, reciba una inyección y pueda mantener el tipo. Hasta a lo mejor hace falta algo más que un interior izquierda de refuerzo. Nos estamos refiriendo a un relevo para Cygan en el supuesto de que el galo tenga una lesión de larga duracíón, de lo que hoy lunes se tendrá noticia.
En esta Liga ya se está viendo que la igualdad manda. El Rayo ha sido incapaz de puntuar en Huesca este sábado, el Hércules no ha podido vencer en Córdoba y se ha conformado con un empate. Y al Cartagena le ha tocado esta semana bailar con la más fea. Estas cosas pasan en las mejores familias.
El Cartagena que perdió en Soria y que la mayoría vimos por La 7RM, no fue el Cartagena tipo. La derrota se lamenta pero mucho más las circunstancias que empujaron a ese resultado. Otra vez los problemas arreciaron y el equipo de Juan Ignacio demostró que no es irrompible y que sus jugadores son de carne y hueso. El conjunto se tambaleó. La defensa no fue la defensa de siempre; el centro del campo no funcionó como nos tenía acostumbrados, arrastrado por las circunstancias, y el ataque hizo lo que pudo pero tampoco fabricó demasiado daño en el área del vasco Iñaki Lafuente.
La recomposición de líneas, la salida de la normalidad, la rotura del automatismo, las ausencias clave, el escalón que existe entre jugadores que son titulares y los que aguardan la llegada de la titularidad es algo que se advierte en cualquier equipo y el Cartagena no es una excepción.
La ausencia de Cygan, lesionado a los 4 minutos se notó y automáticamente elevó a internacional a Íñigo Vélez, el delantero vitoriano, de 2 centímetros más de altura que Cygan. Claro que se notó la ausencia del francés, tanto se advirtió que su sustituto tuvo la desgracia de pifiar a las primeras de cambio y permitir que Iñígo Vélez pudiera disparar con relativa comodidad o al menos sin oposición. Le salió al delantero numantino un gran tiro pero no debió hacerse con ese balón tan diáfano para el golpeo en rosca y llevar la pelota a la red de Castilla.
Mariano Sánchez, uno de los habituales pilares, tuvo que apoyar ayer a la línea de defensa, de lo que se resintió el centro del campo, en el que el pinatarense sabe maniobrar en una de sus mejores campañas.
Nos metemos en el resto de los jugadores y es de suponer que la baja de Cygan sobre la marcha y sin avisar tendría repercusión psicolólgica. El Cartagena se quedaba sin su Mariscal. Es como si a un Mercedes le quitasen una rueda en la autopista. Batacazo casi seguro.
Hubo jugadores desaparecidos. Un ejemplo: Quique de Lucas.
LOS DESAJUSTES
Está claro que hubo desajustes y además se contó con un rival fuerte y recio, de jugadores corpulentos que supieron manejar el partido y aprovecharse de todas las circunstancias adversas que atacaban al líder del grupo, que cayó destronado hasta hacer normal y aun corto el marcador de 2-1.
Aun así el fútbol es tan puñetero que no sabem,os lo que habría sucedido con diez minutos más de margen. Con todo lo flojeras que estuvo ayer el Cartagena, quién sabe si se habría llegado al 2-2. Pero el tiempo que faltaba lo manejó mejor el Numancia, incluso provocando saques de esquina ralentizados en el área cartagenerista.
La afición blanquinegra no está desengañada ni desencantada. La afición que viajó a Soria y la que se quedó en casa sabe, porque lo está comprobando, que el equipo partió como un cohete en la Liga y que se desenvolvió así con un equipo base que halló la compenetración y se adaptó rápidamente a un sistema que le ha ido de maravilla. Pero no estaba suficientemente preparado para las guerras colaterales que también influyen en los resultados.
MAL FARIO
Las bajas por los imponderables van minando y hacen a veces que los rendimientos bajen. Ningún equipo está exento de esta situación. El Cartagena lo ha acusado en Soria pero no quiere decir que en adelante vaya a ser la tónica. El mal fario no es permanente. Ahí debe estar la suerte del Cartagena, más necesitado que nunca del apoyo de su afición, de la de antes (2.000 personas) y de la de ahora (más de 10.000).
Con todo el muestrario de imponderables acumulados en los últimos días, venciendo el domingo en el matinal al Salamanca se romperá ese mal regusto que ha dejado a todos ya no el 2-1 en Soria sino la imagen en declive de un equipo que ha llegado a entusiasmar en el primer tercio de la Liga.
ALGO MAS QUE UN INTERIOR IZQUIERDA EN EL MERCADO DE INVIERNO
Vienen tiempos complicados. Pero no son tiempos imposibles para un Cartagena que tiene que trabajar más a todos los niveles. Hasta buscando, ahora más que nunca, en el mercado de invierno para que su plantilla, que es buena pero corta, reciba una inyección y pueda mantener el tipo. Hasta a lo mejor hace falta algo más que un interior izquierda de refuerzo. Nos estamos refiriendo a un relevo para Cygan en el supuesto de que el galo tenga una lesión de larga duracíón, de lo que hoy lunes se tendrá noticia.
En esta Liga ya se está viendo que la igualdad manda. El Rayo ha sido incapaz de puntuar en Huesca este sábado, el Hércules no ha podido vencer en Córdoba y se ha conformado con un empate. Y al Cartagena le ha tocado esta semana bailar con la más fea. Estas cosas pasan en las mejores familias.
