Al final fueron tres días con parada y fonda en un centro futbolístico de Marbella, desde dónde viajaron hasta Málaga para embarcarse en el avión que, finalmente y tras varias horas de espera en el aeropuerto internacional malagueño los trasladó hasta Melilla cuando ya se barruntaba la posibilidad de atrasar el choque e incluso de una suspensión. La odisea/aventura que nunca falten en los viajes hasta la ciudad norteafricana.
Y es que viajar hasta Melilla siempre ha supuesto algún que otro quebradero de cabeza. Las comunicaciones de la ciudad autónoma norteafricana con la península no suelen ser las mejores, aparte de las condiciones climatológicas como el viento suelen jugar malas pasadas. Da igual viajar en barco o en avión. Siempre se acaba con problemas. En este caso la culpa la tuvo una avería inoportuna en el avión que inicialmente debería de haberles trasladado.
Los responsables del club quisieron tener en cuenta una serie de circunstancias y las experiencias de las últimas temporadas, aunque nunca podían preveer la del avión averiado. De ahí que la expedición viajase el pasado viernes en dirección al Marbella Footbal Center, las magníficas instalaciones marbellíes, a un tiro de piedra del centro urbano marbellí, lugar en el que este sábado llevaban a cabo un entrenamiento de calidad antes de iniciar el viaje definitivo hasta Melilla.
La importancia del encuentro aconsejó a los dirigentes albinegros a actuar de esta manera, de forma que los futbolistas albinegros tengan las máximas comodidades para efectuar un desplazamiento que, en lo deportivo, reúne las mismas o más dificultades que en el propio viaje en sí.