Manzanares aguantó estoicamente en el banquillo durante toda la temporada sin rechistar. Sólo jugó un encuentro y ése fue el decisivo ante Las Palmas At. en la promoción. Limones estaba sancionado (tarjetas) y no había otra solución que darle la alternativa a Manzanares.
En los días previos había preocupación en el entorno albinegro ya que nadie, excepto en los entrenamientos, había visto como se desenvolvía Manzanares. Pero llegó el momento de la verdad, Manzanares saltó al césped y no sólo mantuvo su portería a cero –vital para el desarrollo de aquella dramática eliminatoria- sino que tuvo una actuación más que convincente, aportando tranquilidad, serenidad y cordura en todas sus acciones. Los aficionados acabaron muy satisfechos con su actuación.
A la semana siguiente Manzanares volvió al banquillo pero ya se había descubierto que había portero para la tranquilidad. Su continuidad no deja de ser una decisión justa porque el joven guardameta fue todo un ejemplo la pasada campaña, aguantando sin rechistar no sólo el no jugar –que eso se supone- sino el hecho de no jugar y no cobrar tampoco, como el resto de la plantilla, pero sin un mal gesto ni nada parecido.
Todos esos valores tienen que haber pesado mucho a la hora de que Manzanares sigue siendo el segundo portero del Cartagena, pero con galones bien ganados después de un año aciago. Recordemos que llegó al club albinegro procedente del filial del Real Murcia, dónde jugó el en donde la pasada temporada disputó un total de 18 partidos.
Anteriormente, Manzanares fue el portero titular del CD Bullense a lo largo de toda la temporada 2012/13 en Tercera División.
El guardameta albinegro mide 1,87 metros de altura y pesa 85 kilos. Desde este miércoles estará a las órdenes de los técnicos del equipo en el primer entrenamiento albinegro.
