16 de marzo de 2010, 1:00
Hoy, Torrecilla, con más o menos vaivenes sigue su carrera futbolística en el Celta. En Vigo. El entonces director deportivo cartagenerista salió del club albinegro corriendo como el gato escaldado que huye del agua caliente. Se marchaba un lunes 8 de enero tras una rueda de prensa en la que daba su versión, vaga versión, después de que Paco Gómez, presidente cartagenerista, lo pusiera a los pies de los caballos. Muchos periodistas cartageneros de entonces aún recuerdan aquella comparecencia con auténtico pavor. Fue una de las más esperpénticas que se recuerdan. Torrecilla, aquella mañana, se marchó sin decir nada y aún prometió que hablaría con muchos que, al día de hoy, todavía le están esperando.
Se escapó hasta Salamanca, el club de su tierra. Menos de dos años duró aquella aventura porque emigró al Celta, el rival que le toca este sábado al Cartagena. Aquella historia de amor y de odio Paco Gómez-Torrecilla marcó un antes y un después en el devenir de la historia blanquinegra.
LOS VERDADEROS MOTIVOS
Aquella mañana de martes Paco Gómez se levantó con ganas de marcha. En su mesa tenía dos informes, uno de Genaro Zapata y otro del doctor Ripoll, en dónde decían claramente que Abel, el hoy jugador moratallero, no era aconsejable su fichaje debido a una vieja lesión de rodilla.
Abel llevaba un par de días en Cartagena, vino desde Málaga con su hermano. Poco después de estas declaraciones regresaba a su tierra dejando en evidencia a Torrecilla, la persona que le había intentado fichar (cedido) procedente del Salamanca. Pero aquella mañana Paco Gómez explotó. Arremetió contra el entonces su director general al que le dijo de todo en público, que si estaba intentando engañarle, que si defendía más los intereses del Salamanca que los del propio Cartagenas, que si se quiere ir que se vaya y que si quiere, que se vaya. “Ya vendrá otro”.
Y dicho y hecho. Llegó otro, el que está desde entonces, David Buitrago. Él cogió las riendas de Torrecilla y él las mantiene.
Pero Torrecilla no olvida. Desde su marcha mantiene ciertos contactos con Cartagena y con el Cartagena pero evita a determinados periodistas, a los que achaca su salida del club (entre ellos a dos de esta casa). Nunca más volvió a hablar y no será por los recados y mensajes que se le han enviado para que lo hiciera.
Mantiene buenas relaciones tanto con Juan Ignacio, que lo fichó para el Salamanca procedente del Alcoyano, como con David Amaral tras su paso por la Ponferradina. A su dimisión le siguió la del entrenador David Amaral, que solamente aguantó una semana sin la persona que le fichó para el Cartagena.
Se marchó tras leer un comunicado y perdonarle el Cartagena 30.000 euros por concederle la baja. Paco Gómez llegó a decir que le había estado robando (futbolísticamente hablando), que devolviera el coche que le había dejado el club. De aquello han pasado más de tres años pero parece que fue ayer.
EL TORRECILLA ACTUAL
Miguel MontesTorrecilla (a él le gusta que le llamen por su segundo apellido) es, sobre todo, muy listo en lo futbolístico. Abandonó Salamanca sólo cuando ya lo tenía todo amarrado en Vigo donde, a pesar de formar un gran equipo, no termina de arrancar. Su puesto lo ocupó en el club albinegro David Buitrago, considerado entonces como su alumno que, con el paso del tiempo, logró aventajarle.
Hoy, Miguel espera el Celta-Cartagena como una ‘vendetta’ futbolística contra Paco Gómez y muchas cosas que van parejas al equipo albinegro, al que no le perdonará aquella salida fulgurante, a la calle en un visto y no visto, tras las declaraciones del momento de Paco Gómez.
Aquella mañana de vísperas de Reyes empezó a cambiar para siempre la historia del Cartagena.
Se escapó hasta Salamanca, el club de su tierra. Menos de dos años duró aquella aventura porque emigró al Celta, el rival que le toca este sábado al Cartagena. Aquella historia de amor y de odio Paco Gómez-Torrecilla marcó un antes y un después en el devenir de la historia blanquinegra.
LOS VERDADEROS MOTIVOS
Aquella mañana de martes Paco Gómez se levantó con ganas de marcha. En su mesa tenía dos informes, uno de Genaro Zapata y otro del doctor Ripoll, en dónde decían claramente que Abel, el hoy jugador moratallero, no era aconsejable su fichaje debido a una vieja lesión de rodilla.
Abel llevaba un par de días en Cartagena, vino desde Málaga con su hermano. Poco después de estas declaraciones regresaba a su tierra dejando en evidencia a Torrecilla, la persona que le había intentado fichar (cedido) procedente del Salamanca. Pero aquella mañana Paco Gómez explotó. Arremetió contra el entonces su director general al que le dijo de todo en público, que si estaba intentando engañarle, que si defendía más los intereses del Salamanca que los del propio Cartagenas, que si se quiere ir que se vaya y que si quiere, que se vaya. “Ya vendrá otro”.
Y dicho y hecho. Llegó otro, el que está desde entonces, David Buitrago. Él cogió las riendas de Torrecilla y él las mantiene.
Pero Torrecilla no olvida. Desde su marcha mantiene ciertos contactos con Cartagena y con el Cartagena pero evita a determinados periodistas, a los que achaca su salida del club (entre ellos a dos de esta casa). Nunca más volvió a hablar y no será por los recados y mensajes que se le han enviado para que lo hiciera.
Mantiene buenas relaciones tanto con Juan Ignacio, que lo fichó para el Salamanca procedente del Alcoyano, como con David Amaral tras su paso por la Ponferradina. A su dimisión le siguió la del entrenador David Amaral, que solamente aguantó una semana sin la persona que le fichó para el Cartagena.
Se marchó tras leer un comunicado y perdonarle el Cartagena 30.000 euros por concederle la baja. Paco Gómez llegó a decir que le había estado robando (futbolísticamente hablando), que devolviera el coche que le había dejado el club. De aquello han pasado más de tres años pero parece que fue ayer.
EL TORRECILLA ACTUAL
Miguel MontesTorrecilla (a él le gusta que le llamen por su segundo apellido) es, sobre todo, muy listo en lo futbolístico. Abandonó Salamanca sólo cuando ya lo tenía todo amarrado en Vigo donde, a pesar de formar un gran equipo, no termina de arrancar. Su puesto lo ocupó en el club albinegro David Buitrago, considerado entonces como su alumno que, con el paso del tiempo, logró aventajarle.
Hoy, Miguel espera el Celta-Cartagena como una ‘vendetta’ futbolística contra Paco Gómez y muchas cosas que van parejas al equipo albinegro, al que no le perdonará aquella salida fulgurante, a la calle en un visto y no visto, tras las declaraciones del momento de Paco Gómez.
Aquella mañana de vísperas de Reyes empezó a cambiar para siempre la historia del Cartagena.
