viernes. 19.04.2024
Cuando había terminado el entrenamiento y los jugadores se hallaban sentados en el césped, relajándose con estiramientos, Pacheta se acercó a la banda y recogió al peque varón, un revoltoso rubiales, un mocoso, y lo colocó a pie de césped. Después, claro está, se coló la hermanita y se sumó a la ceremonia de aproximación a papá Savu.
 
Los críos se divertían corriendo por el terreno de juego y al final el peque cogió un balón y se dirigió con él a la portería de fondo sur. Quería marcarle un gol a su papá, que le acompañaba en ese momento.
 
Buen 'rollito', sí señores.
 
 

Los niños de Savu, la alegría del entrenamiento
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