Pablo Vázquez era uno de los pocos futbolistas albinegros, junto a Jerome Prior y David Simón- que aún no se habían estrenado en la Liga. Carrión sabía que había que dar un golpe de timón, sobre todo en la defensa. Y no se lo pensó. Sacó a De la Bella del once, ubicó de nuevo a Gastón Silva en ese lateral zurdo aunque casi siendo también un tercer central y le abrió un hueco a Pabloi Vázquez, quien se había salido como central en el Badajoz y que en Cartagena estaba en blanco.
Y salió. El barbudo central empezaría con algunas dudas y ciertos titubeos al perder algunos balones fáciles que estuvieron cerca de buscar complicaciones en el área cartagenerista. Pero conforme fueron pasando los minutos Pablo Vázquez fue encontrando su sitio hasta que logró estabilizarse primero, asentarse después y acabar jugando con firmeza en ese eje central de la defensa blanquinegra.
Pablo Vázquez siempre ha tenido pinta de ser uno de esos fielatos en cualquier defensa. En el Badajoz campeón lo demostró con creces y en los entrenamientos del Cartagena en Pinatar Arena también lo venía demostrando en las últimas semanas.
Tuvo la desdicha de aquella apendicitis en mitad de la pretemporada que fue como meter un palo entre las ruedas. Pero Pablo se recuperó pronto y bien de aquella intervención quirúrgica hasta que Carrión ha terminado viendo la ocasión de incluirle en el once inicial. Ya le tocaba. Pablo fue de menos a más y acabo firme y seguro. Como el equipo.
