jueves. 25.04.2024
Ahora resulta que, paralelamente a la carta de intenciones que nos habían enseñado a todos (incluído el Administrador Concursal Ramón Madrid), Sporto y Belmonte habían firmado un contrato de compraventa en una notaría de Guardamar, en virtud del cual, éste último es propietario de las acciones del FC Cartagena desde hace más de un mes. ¿No habíamos quedado en que se iba a ser transparente?

El asunto tiene belmontes (digo, bemoles) porque, de acuerdo con las cláusulas establecidas en dicho contrato, que incluye los balances del informe del Administrador Concursal, Belmonte puede anular la operación y dejar de ser dueño en cualquier momento antes del 30 de Junio, alegando que ha aparecido una deuda (in)esperada que no estaba contemplada en los mismos. Es decir, Belmonte es dueño hasta el 30 de junio, si él quiere, momento que curiosamente coincide con la fecha límite para salvar al Cartagena. En ese momento lo dejaría libre para no pringarse las manos y le devolvería el marrón a Javier Martínez, quien empeñado en no dar la cara y dar la razón a quienes aventuraron hace tiempo que sería el enterrador del Efesé, se encargaría del trabajo sucio de matar al FC Cartagena. ¿Y qué pasaría entonces? Pues descartado el Plan B (Hoya o Jumilla) se pondría en marcha el "Plan C”.

¿Y en qué consistiría ese Plan? Ya se han mantenido reuniones en la Federación Murciana entre Paco Belmonte, Monje Carrillo, Gómez Meseguer y varios Presidentes de Tercera División para llevar a cabo un cambalache todavía más esperpéntico que el que se pretendía en un principio. Esto es, y agarraos los machos, fusionar al Cartagena FC de toda la vida con un equipo de Tercera División (a elegir entre aquellos cuyos presidentes tengan las tragaderas más anchas) para que este nuevo engendro pueda postularse a la compra de la plaza en Segunda B del Jumilla o del propio FC Cartagena, una vez descendido por AFE, o liquidado por Sporto.

El resultado, un auténtico Frankenstein FC que se nos vendería como el Efesé de toda la vida,  resurgido, sería el resultado de matar a tres equipos: El propio FC Cartagena, el equipo de Tercera que pusiera el culo para realizar semejante disparate (los tiros apuntan a La Unión u otros municipios colindantes) y el Cartagena FC, cuya identidad histórica quedaría hecha añicos (competiría con la licencia del equipo que lo absorva) a cambio de unos cuantos euros y de que las bases se quedaran en el Polígono. Y todo ello con la bendición (imprescindible) de Monje Carrillo que, está por ver, a qué bolsillo mandaría las subvenciones pendientes de cobro que le corresponden por derecho al FC Cartagena. La imagen es dantesca y haría revolverse en sus tumbas a nuestros tatarabuelos: unos cuantos murcianos reunidos en un despacho de la capital, paladeando la muerte del Efesé, con la colaboración necesaria de "gente decente, gente de aquí”, y unos cuantos catetos de provincia.

Hablando de gente decente, ni que decir tiene que el nuevo Ayuntamiento está ya enterado de las intenciones de Belmonte y, para mi decepción, parece no verlo del todo mal. La comparecencia de Pepe López (a partir del segundo 40) es para enmarcarla. Se traba hasta tres veces, obligándose a sí mismo a decir "fútbol en Cartagena” cuando lo que iba a decir era FC Cartagena. Mientras, la Castejón pone cara de no saber de qué coño va el tema. Desolador.

Una vez que sabemos que se están poniendo tantos huevos en esa cesta y que, como he explicado anteriormente, Belmonte es el verdadero dueño del FC Cartagena, la pregunta es la siguiente: ¿Cómo sabemos que Paco Belmonte no está postureando, haciéndose fotos con insurrectos, mientras que, en realidad, lo que está haciendo es dejar pasar el tiempo y bloquear la entrada de cualquier nuevo comprador que quiera arrebatarle su juguete? ¿Cómo sabemos que todo esto no es una estrategia, una pantomima, para aparecer el día 1 de Julio con la solución mágica que le permita hacer realidad su sueño húmedo de liderar un proyecto en nuestra ciudad al coste más bajo posible?

¿Demasiado retorcido? Tal vez. Muchos dirán que Belmonte se ha ganado el crédito suficiente para confiar en él, que nos salvó milagrosamente del descenso y que la hipótesis que estoy planteando es un auténtico dislate. Y tienen razón, Belmonte se ganó ese crédito. El problema es que lo dilapidó todo el día que, creyendo tener embaucado a todo el mundo, y después de sopesar mejor todas las alternativas, se atrevió a plantear un Referéndum en el que -por mucho que él quiera adornarlo- se iba a votar la eutanasia del Efesé. Desde entonces, para mí y para mucha gente, Belmonte no es la persona que salvó a nuestro club, sino el que quiso hundirlo.  

Hay una forma de que los que somos malpensados salgamos de dudas. Basta con que Paco Belmonte y Deseado Flores se comprometan abiertamente a ejercer la cláusula de retracto una semana antes del 30 de junio. De este modo, darán tiempo suficiente a quien pueda tener fórmulas para salvar al Cartagena (los hermanos Cordero ya han dicho públicamente que ellos podrían tenerlas), a que aparezca y las aplique. No soy quién para exigírselo. Simplemente soy el abonado número 90 de este club expresando mi opinión. Pero desde esta modesta tribuna le reto públicamente a que si no encuentra soluciones de aquí al día 23 de junio nos demuestre a todos que no está manteniendo la cabeza del FC Cartagena debajo del agua con una mano, mientras con la otra está ayudando a dar a luz una aberración de proporciones bíblicas. Después de esos 7 días, que vuelva y traiga al equipo que quiera, que yo no lo voy a volver a molestar.

Si no atiende mi petición, lo único que nos puede salvar es que quienes están interesados en entrar en el FC Cartagena y siguen a la expectativa, se pronuncien públicamente y, con luz y taquígrafos, expliquen cuál sería su proyecto. La luz desenmascara.

El perro del hortelano
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