26 de mayo de 2010, 2:00
Tres nuevos para la plantilla cartagenerista que este miércoles se ha marchado hasta el campo Ikomar, de El Pilar de la Horadada, en la provincia de Alicante. A unos 50 kilómetros aproximadamente de Cartagena y todo para trabajar en un escenario distinto al de cada miércoles, en La Manga Club, y con el fin de que, tanto los jugadores como los técnicos, pudiesen tener algo más de tranquilidad.
En las gradas apenas un par de dirigentes del Horadada, las cámaras y una redactora de 7 RM y nuestro diario. El resto, vacío, completamente vacío para que JIM pudiese trabajar a sus anchas con el equipo, para corregir y para empezar a preparar el que será el choque más decisivo del año.
Allí hemos visto que la plantilla ya tiene olvidado o quiere tener olvidado el varapalo del sábado. Se han marchado todos juntos a comer a un restaurante de San Pedro del Pinatar y por esa cuestión, también, se ha elegido el Ikomar. Ha habido ‘buen rollito’ aunque el técnico, Juan Ignacio, se ha enfadado en varias ocasiones con gritos que se podían escuchar en Cartagena.
Uno de los escasos visitantes de excepción ha sido el vicepresidente del club, Manuel Nicolás, de la empresa Sanimar, volcado por completo en el equipo y que ha acudido a dar su apoyo moral tanto al técnico como a los propios futbolistas, de hecho al final ha estado conversando durante unos minutos con el capitán, Mariano Sánchez.
El otro visitante excepcional ha sido Antonio Pedreño, ex entrenador del Cartagena FC a mitad de la década de los noventa y actual técnico del Horadada, además de seguir en una conocida entidad bancaria como director. Pedreño mantiene muy buenas relaciones con el preparador cartagenerista, al que ha acudido a saludarle.
En el plano deportivo como ya sabéis están las bajas de Txiki, Signorino y Mariano. Sus repuestos naturales está claro que van a ser Expósito, Clavero y, quizás, el canterano Héctor Yuste, que arde en ganas de volver a la titularidad.
Sí hemos visto a una plantilla muy implicada y sabedora de lo mucho que hay en juego de cara al sábado. Hay que ganar en Córdoba y eso se nota en el ambiente. Aunque se cambie de aires la tensión es evidente por lo mucho que hay en juego. Ganar en Córdoba significaría seguir vivos en la lucha por el ascenso a Primera. Y eso lo hemos visto en El Pilar a casi 30 grados de temperatura.
En las gradas apenas un par de dirigentes del Horadada, las cámaras y una redactora de 7 RM y nuestro diario. El resto, vacío, completamente vacío para que JIM pudiese trabajar a sus anchas con el equipo, para corregir y para empezar a preparar el que será el choque más decisivo del año.
Allí hemos visto que la plantilla ya tiene olvidado o quiere tener olvidado el varapalo del sábado. Se han marchado todos juntos a comer a un restaurante de San Pedro del Pinatar y por esa cuestión, también, se ha elegido el Ikomar. Ha habido ‘buen rollito’ aunque el técnico, Juan Ignacio, se ha enfadado en varias ocasiones con gritos que se podían escuchar en Cartagena.
Uno de los escasos visitantes de excepción ha sido el vicepresidente del club, Manuel Nicolás, de la empresa Sanimar, volcado por completo en el equipo y que ha acudido a dar su apoyo moral tanto al técnico como a los propios futbolistas, de hecho al final ha estado conversando durante unos minutos con el capitán, Mariano Sánchez.
El otro visitante excepcional ha sido Antonio Pedreño, ex entrenador del Cartagena FC a mitad de la década de los noventa y actual técnico del Horadada, además de seguir en una conocida entidad bancaria como director. Pedreño mantiene muy buenas relaciones con el preparador cartagenerista, al que ha acudido a saludarle.
En el plano deportivo como ya sabéis están las bajas de Txiki, Signorino y Mariano. Sus repuestos naturales está claro que van a ser Expósito, Clavero y, quizás, el canterano Héctor Yuste, que arde en ganas de volver a la titularidad.
Sí hemos visto a una plantilla muy implicada y sabedora de lo mucho que hay en juego de cara al sábado. Hay que ganar en Córdoba y eso se nota en el ambiente. Aunque se cambie de aires la tensión es evidente por lo mucho que hay en juego. Ganar en Córdoba significaría seguir vivos en la lucha por el ascenso a Primera. Y eso lo hemos visto en El Pilar a casi 30 grados de temperatura.
