Poco más de cinco mil personas en las gradas, donde prácticamente se agotaron las entradas disponibles
Nadie del Cartagena podrá quejarse esta vez. La afición blanquinegra respondió, vaya qué si lo hizo, y si se hubiesen puesto el doble a la venta seguro que se habrían vendido también.
Al final el club albinegro tuvo que recurrir a sus propias redes sociales para tratar de darle salida a las 255 localidades que, a primeras horas de la mañana, todavía no se habían vendido pero que, tal y como iba la demanda, no parecía que ese detalle fuese a suponer demasiados problemas> La afición cartagenerista responde.
Y si no se ha llegado, ni creemos que se llegue, a los 10.000 abonados, es porque algo empieza a fallar en el seno interno de un club que, como en todas partes, también tiene fallos pero con la diferencia que a Belmonte, su omnipresente dueño, le cuesta mucho trabajo reconocer que hay una parte de los aficionados fieles blanquinegros que empiezan a estar desengañados del periodista murciano y de su discurso.