Entre los dirigentes nadie se alarma (todavía) y están convencidos que la campaña de abonos encontrará su normalidad a partir del mes de agosto, una vez que el Cartagena empiece a disputar sus partidos amistosos y los aficionados comprueben el potencial que puede ofrecer este equipo en el que todos coinciden que debe de estar llamado a luchar por uno de los cuatro puestos que dan opciones a disputar el play off de ascenso, cuando no sean candidatos al primer puesto.
Eso es lo que se cree. Pero la realidad es que el Cartagena apenas ha sumado mil y poco de abonados, unas cifras que no son exactas porque, al contrario de la pasada campaña, en el club han creido oportuno que este verano no van a facilitar esas cifras que tanto gustaban a los seguidores, porque se iba comprobando el in crescendo en el día a día. Por si era poco el Murcia supera con creces las cifras que ofrecen el Cartagena y ese es un dato que gusta más bien poco.
Es verdad que los números de la pasada campaña no deberían de compararse con esta por muchos motivos. Pero ese detalle a la masa social le da igual, lo que vale es lo que vale y son los poco más de mil abonados en la segunda quincena de julio, una cantidad bastante exígua para los días de campaña –desde el pasado 20 de junio- y que se queda demasiado corta para los cáculos internos de la propia sociedad blanquinegra.
Paco Belmonte ya ha dicho públicamente que todo lo que no sea alcanzar los 6.000 abonados supondrá una decepción para él. Y no le faltará razón después de los poco más de 5.400 conseguidos en el pasado verano, unos ingresos que supusieron casi medio millón de euros de ingresos que vinieron a ser una buena parte de la estabilidad presupuestaria de la pasada campaña.
A nadie se le escapa tampoco que contratar la pasada campaña a Víctor Fernández como entrenador supuso todo un bombazo que reactivó la ilusión que muchos seguidores habían perdido desde el descenso a Segunda B. Que las expectativas no se cumplieran después con Víctor acabaría siendo una decepción para muchos de aquellos aficionados que ahora, quizás, están a la espera de acontecimientos para renovarse o no su abono. La política de precios que se planteó en la pasada campaña también influyó, cosa que ahora no se ha hecho. Aquella medida funcionó muy bien, la de abaratar el precio del carnet si un abonado era capaz de traer hasta el club a alguien que se inscribiera por vez primera.
Por otro lado, nadie discute el trabajo realizado por Belmonte, Breis y sus colaboradores. Todo lo contrario. Pero están esperando a ver o esa es la impresión que se da. Y la realidad es que, al día de hoy, preocupa la baja cifra de abonados que tienen en el Cartagena. El objetivo es superar los 5.400 abonados y llegar al listón de los 6.000. Todo lo que no sea eso puede suponer un problema, de ahí que Belmonte se esté devanando los sesos para encontrar la manera de agitar una campaña de abonos que, sorprendentemente, no termina de funcionar.
