Primer punto del Cartagena en Tarragona pero sigue colista, sin pólvora y sin saber ganar

El Cartagena aguantó el tipo en el campo del Nàstic con un empate sin goles que dice muy poco pero que, al menos, le vale para sumar el primer punto de la temporada. Los cartageneristas han dispuesto de una clarísima ocasión de marcar a través de Goiría en la última jugada del partido pero el delantero vasco, una vez más, ha vuelto a demostrar su inoperancia de cara al gol tras rematar de una manera inverosimil.

También es verdad que el Nástic pudo haber ganado con dos disparos en el segundo tiempo que, en el intervalo de 5 minutos, se estrellaron en la madera.

El juego mejoró en algo, aunque no mucho la verdad. Al menos, la presencia de Abraham Paz le ha dado más consistencia a la cobertura de un Cartagena que este domingo jugó por vez primera en su historia de azul.

NASTIC: Rubén Pérez (1), Ruz (1), Xisco Campos (1), Arzu (1), Mingo (1), Rodri (1), Longás (1) (Galindo 83’), Seoane, Peragón (0) (Viguera 80’), Powel (1), Eloy (0) (Adrián Luna 65’)

FC CARTAGENA: Reina (2), Txiki (1), Abraham Paz (2), Josemi (1) (Chus 49’ (2), Kijera (1), Toni Moral (2), Mariano Sánchez (1), Dimas (0), Álvaro (0) (Lafuente (1), Collantes (1) y Bolado (0) (Goiría 71’).

ARBITRO: Martínez Munuera (Valencia). Amonestó a Rodri, Toni Moral y Abraham Paz.

INCIDENCIAS: Nou Estadi de Tarragona. 4.300 espectadores, con una treintena de seguidores albinegros desplazados en un autocar.

La Crónica
Por GUILLERMO JIMÉNEZ

Todo es empezar. Si lo miramos por la parte positiva, el empate  con el que se estrena puntuación en el casillero albinegro es bueno para el Cartagena en un encuentro malo, a veces horroroso por las urgencias de vencer que tenían los dos equipos, enquistados en las últimas posiciones.

El Nàstic tuvo dos oportunidades de oro y el balón jugó a favor de los cartageneristas al dar la pelota en los postes de la meta de Reina (minutos 68 y 73) y en el último suspiro Asier Goiría dispuso de la mejor ocasión de la tarde en un remate que repelió el meta Rubén Pérez, el jugador de mayor permanencia en el plantel granate con siete campañas de actuación.

El punto arañado parece escaso e insuficiente, pero no es desdeñable, pues para salvarse no hay que andarse con remilgos y sumar es positivo; es el primer grano de un granero a completar para sacar la cabeza. La mejor conclusión que se puede extraer del partido en el Nou Estadi es que, con todas su carencias, el equipo de Javi López jugó centrado, ordenado, sin errores en el sistema de defensa, mantuvo la portería a cero por vez primera con un bloque casi plenamente nuevo y fue ambicioso hasta donde pudo. Dio una mejor imagen elementalmente. No creó demasiadas ocasiones de gol, lo intentó esporádicamente pero le faltó dinamita o que Rubén Pérez no hubiese acertado en el desvío de balón de Goiría a pase de Collantes, en el minuto 93. Un gol abría sido importante para el 9 vasco y, por descontado, para el cuadro cartagenerista.

Técnicamente el partido fue de bajísimo nivel técnico. El balón estuvo mucho más tiempo por los aires, con demasiados pelotazos, muchos forcejeos y escasas acciones trenzadas. Los equipos despreciaron los arabescos y fueron a lo práctico. Se vaciaron. Pero no sirvió para que el público se divirtiese. Fueron 4.300 personas castigadas a presenciar un fútbol pobre,aunque la fase final, los últimos 15 minutos por las prisas tuvo vivacidad y emoción creciente.

El Nàstic, amenazados su entrenador Oliva y el secretario técnico Nogués con el despido, acusó nerviosismo e imprecisión en el juego en bastantes fases del encuentro pero esta vez chocó con un Cartagena que progresó en la faceta de contención. Debutaba Gorka Kijera en el lateral izquierdo cumpliendo discretamente, Txiki retornaba de principio a la banda derecha y el mister optó por colocar de centrales a Abraham Paz, que volvía, y Josemi, lesionado a los 48 minutos, lo que dio pie a la entrada en juego de Chus Herrero, que se adaptó enseguida al ritmo del partido y a las circunstancias.

Esta vez el lastre de los albinegros, vestidos de azul por vez primera en la historia, fue el estatismo y la pasividad involuntaria de dos jugadores que no entraron en el partido: Ivan Bolado y Álvaro Antón estuvieron poco participativos y eso acabó acusándolo el cuadro de Javi López. La incorporación desde el minuto 63 de Lafuente aportó vivacidad pero el de Santurce no fue decisivo.

El aburrido encuentro no estuvo exento de interés, reforzado por la incertidumbre del marcador y además por la importancia de los puntos. El 0-0 no es para tirar cohetes pero en el aspecto sicológico es más válido para el Cartagena que para un Tarragona en el que el ex cartagenerista Antonio Longás no mejoró sus grises actuaciones de la pasada temporada.

Los dos equipos en liza tienen margen para mejorar. Se puede decir esto porque elementalmente se está en el tramo inicial del campeonato, pero ambos tienen que mejorar ostensiblemente en ataque, en las llegadas al área contraria. En el Nàstic fue el holandés Powell el único que incordió  y por parte visitante algunos escarceos de Collantes y Toni Moral, más las incorporaciones puntuales a balón parado de Abraham Paz o de Mariano Sánchez.

El atisbo de mejoría en el Cartagena, esa mejor situación en el campo, el temple de la defensa, con despistes superados por estar todos en lo que tenían que estar, con un meta Reina seguro y en buena línea, dan pie a aguardar mejores jornadas para la remontada, a partir del próximo choque con el Córdoba de Paco Jémez el sábado 15 en el estadio Cartagonova.