12 de marzo de 2011, 1:00
Las lluvias caídas días atrás, incluso la noche previa al partido, se habían convertido en todo un peligro ¿Aguantaría el césped con lo que había llovido? Era la pregunta del millón, al menos no iba a ser fácil ver un rectángulo de juego en condiciones, el reto estaba en conseguirlo.
Juanitín y Alfonso, los dos empleados municipales que suelen encargarse del cuidado y mantenimiento del terreno de juego, se pusieron manos a la obra el mismo sábado hasta bien entrada la tarde. La lluvia les obligó a parar y la cantidad de agua caída durante la madrugada del viernes al sábado hicieron saltar las alarmas. No les quedó otra que madrugar el sábado y seguir con el trabajo.
Y eso hicieron, con las primeras luces del día, pusieron todo su esfuerzo, sacaron a ‘pasear’ el cortacésped, achicaron agua en muchas partes del campo casi de forma artesanal, todo eso sin contar con los más de 80 agujeros y la cantidad de tierra y arena que tuvieron que esparcir allá dónde más lo requería, metro a metro, palmo a palmo.
Nadie les reconocerá su labor, no aparecerán por ninguna parte, son los grandes anónimos. Los que trabajaron de verdad, sudando, con sus propias manos. Y todo para que se pudiese ver un césped casi impoluto, perfecto teniendo en cuenta el agua que cayó en los últimos días. Nosotros sí estuvimos con ellos este sábado por la mañana, lo prepararon todo con detalle, nada estaba al azar. Muchas horas de trabajo para que, por la tarde, todo se ventilase en hora y media de juego.
Prueba superada: el césped aguantó. El único ‘secreto’ estuvo en el trabajo de Juanitín y Alfonso, dos esforzados y mejores personas que también ‘marcaron’ un gol importante, que nosotros reconocemos públicamente.
Juanitín y Alfonso, los dos empleados municipales que suelen encargarse del cuidado y mantenimiento del terreno de juego, se pusieron manos a la obra el mismo sábado hasta bien entrada la tarde. La lluvia les obligó a parar y la cantidad de agua caída durante la madrugada del viernes al sábado hicieron saltar las alarmas. No les quedó otra que madrugar el sábado y seguir con el trabajo.
Y eso hicieron, con las primeras luces del día, pusieron todo su esfuerzo, sacaron a ‘pasear’ el cortacésped, achicaron agua en muchas partes del campo casi de forma artesanal, todo eso sin contar con los más de 80 agujeros y la cantidad de tierra y arena que tuvieron que esparcir allá dónde más lo requería, metro a metro, palmo a palmo.
Nadie les reconocerá su labor, no aparecerán por ninguna parte, son los grandes anónimos. Los que trabajaron de verdad, sudando, con sus propias manos. Y todo para que se pudiese ver un césped casi impoluto, perfecto teniendo en cuenta el agua que cayó en los últimos días. Nosotros sí estuvimos con ellos este sábado por la mañana, lo prepararon todo con detalle, nada estaba al azar. Muchas horas de trabajo para que, por la tarde, todo se ventilase en hora y media de juego.
Prueba superada: el césped aguantó. El único ‘secreto’ estuvo en el trabajo de Juanitín y Alfonso, dos esforzados y mejores personas que también ‘marcaron’ un gol importante, que nosotros reconocemos públicamente.
