viernes. 19.04.2024
La cita era a las tres de la tarde y como primer punto en la apretada agenda una multitudinaria rueda de prensa en la que se ha dicho de todo y para todos los gustos y colores. Luego, el posterior almuerzo, que se ha desarrollado en un marco en un marco incomparable, en plena bahía del puerto de Cartagena, sobre aguas mediterráneas, con un clima primaveral, más de 20 grados de temperatura, rodeados del San Julián, el Calvario, la Atalaya, Galeras y el Roldán, las cinco colinas que abrazan al puerto desde hace tres mil años y con la bocana de los dos faros, el de la Curra y el de Navidad al fondo. Ya digo, incomparable, sobre todo para muchos de nuestros amigos murcianos que por la capital solamente pueden disfrutar del río Segura.

El acto, organizado por la Federación de Fútbol de la Región, con el periodista y jefe de prensa de la cosa federativa Pedro Julio de Zafra como maestro de ceremonias presto a cualquier detalle, ha reunido a periodistas de allá y de acá, quizás más de allá que de acá por curioso que parezca, pero a eso ya estamos habituados por aquello del predominio murciano por lo que a medios informativos se refiere. De Cartagena, cartageneros de verdad, muy pocos. Los que somos, apenas unos cuantos, entre ellos SPORTCARTAGENA, libre como un pajarito de lo que muchas veces supone el dominio y el filtro murciano en determinados medios, más de allá que de acá, que viven entre la doble moral.

El pasado 2 de noviembre ya vivíamos la primera de estas comida llamadas malamente de confraternización (a mí personalmente no me gustan este tipo de actos) organizada, como ahora, por la Federación de Fútbol, la primera en recibir los torpedos lanzados por Fulgencio Angosto, máximo representante de todas las peñas blanquinegras, muy molestas con José Miguel Monje-Carrillo, presidente de todo el fútbol murciano, al que han acusado de ‘calentar’ el derbi por ignorar a los peñistas en esta comida. Monje desde luego que piensa lo contrario, ha sido políticamente correcto y mejor no ha entrado al trapo.

Pero la ‘chispa’ ya se encendió en la ida cuando las peñas murcianistas declinaron la invitación porque no quisieron compartir mesa y mantel con los peñistas blanquinegros, una afrenta que no se olvida y que se le achaca a Monje-Carrillo, que ha echado balones fuera en ese sentido.

Que no se olvide. Aún me pregunto lo que pintaba en esta reunión Antonio peñalver, director general de Deportes de la Comunidad. Ni le gusta el fútbol ni le ha gustado en la vida, encima es un mal político que no le gusta nada de lo que huele a Cartagena, que no se moja, que no irá el domingo al Estadio y que, cada vez que habla sube el pan. Mejor que se quede en su casa. Se anunció en su lugar la oresencia de sun jefe máximo, el consejero de Cultura, Turismo y Deportes, Pedro Alberto Cruz.

El punto final lo ponían unos magníficos entrantes y un sabroso caldero, eso sí con aroma muy cartagenero y en un marco incomparable, bajo la atenta mirada de nuestro amigo Luís. Una cocina fenomenal la del Real Club de Regatas. En eso y en el marco de la celebración ya empezamos ganando por goleada.

Rivales eternos, pero amigos
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